Sí que lo haré. Veámosle el rostro. ¡El pariente de Mercutio, el conde
Paris! Al tiempo de montar a caballo, ¿no oí, como entre sombras decir, a
mi escudero, que iban a casarse Paris y Julieta? ¿Fue realidad o sueño?
¿O es que estaba yo loco y creí que me hablaban de Julieta? Tu nombre
está escrito con el mío en el sangriento libro del destino. Triunfal
sepulcro te espera. ¿Qué digo sepulcro? Morada de luz, pobre joven. Allí
duerme Julieta, y ella basta para dar luz y hermosura al mausoleo. Yace
tú a su lado: un muerto es quien te entierra. Cuando el moribundo se
acerca al trance final, suele reanimarse, y a esto lo llaman el último
destello. Esposa mía, amor mío, la muerte que ajó el néctar de tus
labios, no ha podido vencer del todo tu hermosura. Todavía irradia en
tus ojos y en tu semblante, donde aún no ha podido desplegar la muerte
su odiosa bandera. Ahora quiero calmar la sombra de Teobaldo, que yace
en ese sepulcro. La misma mano que cortó tu vida, va a cortar la de tu
enemigo. Julieta, ¿por qué estás aún tan hermosa? ¿Será que el
descarnado monstruo te ofrece sus amores y te quiere para su dama? Para
impedirlo, dormiré contigo en esta sombría gruta de la noche, en
compañía de esos gusanos, que son hoy tus únicas doncellas. Este será mi
eterno reposo. Aquí descansará mi cuerpo, libre ¿de la fatídica ley de
los astros. Recibe tú la última mirada de mis ojos, el último abrazo de
mis brazos, el último beso de mis labios, puertas de la vida, que vienen
a sellar mi eterno contrato con la muerte. Ven, áspero y vencedor
piloto: mi nave, harta de combatir con las olas, quiere quebrantarse en
los peñascos. Brindemos por mi dama. ¡Oh, cuán portentosos son los
efectos de tu bálsamo, alquimista veraz! Así, con este beso... muero.
sábado, 26 de noviembre de 2011
La vida y su desbordada belleza
Publicado por
Nebus
en
1:05:00
La vida y su desbordada belleza
2011-11-26T01:05:00+01:00
Nebus
Romeo y Julieta|William Shakespeare|
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William Shakespeare
viernes, 25 de noviembre de 2011
La vida y su desbordada belleza
Yo
aquí me quedaré. ¡Esposo mío¡ Mas ¿qué veo? Una copa tiene en las
manos. Con veneno ha apresurado su muerte. ¡Cruel! no me dejó ni una
gota que beber. Pero besaré tus labios que quizá contienen algún resabio
del veneno. Él me matará y me salvará. (Le besa). Aún siento el calor
de sus labios.
¿Donde está? Guiadme.
Siento pasos. Necesario es abreviar. (Coge el puñal de Romeo). ¡Dulce hierro, descansa en mi corazón, mientras yo muero!
¿Donde está? Guiadme.
Siento pasos. Necesario es abreviar. (Coge el puñal de Romeo). ¡Dulce hierro, descansa en mi corazón, mientras yo muero!
Publicado por
Nebus
en
3:35:00
La vida y su desbordada belleza
2011-11-25T03:35:00+01:00
Nebus
Romeo y Julieta|William Shakespeare|
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William Shakespeare
sábado, 19 de noviembre de 2011
Fin
Tablones,
llenos de palabras cargadas de connotaciones describiendo millones de
cosas indescriptibles, que llegan a su fin completando el episodio con
un quinto orden de números a recordar para siempre.
En el fondo, se que lo añorare, pero es lo que se ha de hacer pues en algún momento se ha de madurar.
Gracias.
En el fondo, se que lo añorare, pero es lo que se ha de hacer pues en algún momento se ha de madurar.
Gracias.
viernes, 18 de noviembre de 2011
Sentir bien este momento, pues será la última vez que tengáis
oportunidad. Hay ciertas puertas que cuando se cierran, se cierran para
siempre. Lo que ahora percibís es el aroma que movió el viento al cerrarse la
puerta, que como todo, tiene segundos de vida.
Adios
Todo eso y más, e incluso lo que no es ni existe pues no todo es lo que
parece y no todo lo que se ve es lo que forma el todo de todo cuanto nos rodea.
Quedaros con estas palabras, pues son el preludio de una docena de dagas que
lanzare contra vosotros. Se os clavaran por todo el cuerpo hasta que vuestra
carne se haga polvo y pasta con vuestra sangre. Y os las lanzare yo.
Imaginar, recordar o crear la sensación propia de cuando tu cuerpo contiene un exceso de estupefacientes y como de a la deriva te deja la blanca mano que hasta hacia cinco minutos te guiaba y libraba de todo demonio. Imagina, recuerda o crea como se corrompe tu interior hasta el punto de que la vida gira dando vueltas a tu alrededor sin tu poder controlarla mientras deseas que todo termine. En ese momento es cuando te levantas intentando que tus pasos conduzcan a algún sitio que tenga sentido para ti o que albergue un ápice de esperanza que mejore la guerra mundial que se libra en tu interior. Caminas hasta que te para la esquina más cercana. Te apoyas en la pared extendiendo tu brazo y agachas la cabeza porque sabes que vas a devolver y lo haces. Devuelves sin ningún tipo de control hasta que te caes al suelo encima de tu propio vomito tratando de no ahogarte ni por la pestilencia ni por el mar que poco a poco cubre tu cabeza a medida que sigues vomitando y viendo como se escapa de tu cuerpo el elixir y único fin de la vida.
Imaginar, recordar o crear la sensación propia de cuando tu cuerpo contiene un exceso de estupefacientes y como de a la deriva te deja la blanca mano que hasta hacia cinco minutos te guiaba y libraba de todo demonio. Imagina, recuerda o crea como se corrompe tu interior hasta el punto de que la vida gira dando vueltas a tu alrededor sin tu poder controlarla mientras deseas que todo termine. En ese momento es cuando te levantas intentando que tus pasos conduzcan a algún sitio que tenga sentido para ti o que albergue un ápice de esperanza que mejore la guerra mundial que se libra en tu interior. Caminas hasta que te para la esquina más cercana. Te apoyas en la pared extendiendo tu brazo y agachas la cabeza porque sabes que vas a devolver y lo haces. Devuelves sin ningún tipo de control hasta que te caes al suelo encima de tu propio vomito tratando de no ahogarte ni por la pestilencia ni por el mar que poco a poco cubre tu cabeza a medida que sigues vomitando y viendo como se escapa de tu cuerpo el elixir y único fin de la vida.
Soy el barco, la tormenta, el mar, las nubes cubriendo el sol y el miedo que
te devora. Soy el odio que lo mueve todo y soy peor que la muerte. Soy aquello
que nunca debió existir pero que sin embargo existe y te domina y controla. Soy
las miles de millones de palabras que formulas y que solo tu escuchas así como
aquellas que interesan ser escuchadas. Soy la ignorancia de todos aquellos que
te rodean y la tuya propia. Soy la soledad que te posee y la que tu invocas y
alabas. Soy las mentiras que formulas y las que te crees. Lo corrupción del
mundo, su decadencia, el horror que crea, la oscuridad. El instinto asesino y
hostil. Soy el sudor frío de terror que le cae al preso antes del juicio final.
Soy aquel que con tantos nombres se hace llamar y que traiciono al supremo
creador de la humanidad. Soy todas y cada una de las cosas malas, enfermas y
deterioras del mundo por las que los hombres tuercen su voluntad hacia el
camino incorrecto fruto de su débil condición moral. Soy el sentimiento de
rechazo y la sensación de asco que te subordina cuando te paras a pensar en lo
que eres. Y soy todo eso por tiempo limitado pues yo soy mi siervo y mi dueño
así como mi propio ente supremo.
Esto es una declaración de guerra contra el mundo pues ya nunca nadie más me
someterá, ni si quiera yo mismo. Aquí dejo escritas las pautas de conducta de
un sicario y lacayo del odio. Y no tendré que preocuparme porque vuestra
ignorancia hará el trabajo que yo no consiga hacer. Y si queréis un consejo, no
creáis nada de lo que digo pues todo es mentira, falso e innecesario. El ardid
de guerra que me otorgara la inmortalidad con la que andaré sobre vuestros
cadáveres cuando yo, desde mi oscura y abandonada percepción de la realidad,
consiga ver como vais muriendo por aquello que ya tantos profetas anunciaron. Y
ya hoy termino de cavar las trincheras desde las que me defiendo y en las que
moriré sepultado por la traición de la esencia que me forma. Y será en ese
momento cuando pueda agradecerle al mundo que le diera un único sentido a mi
vida y que guiase mis pasos siempre por el mismo sendero. Cando se me otorgue
la posibilidad de verme desde fuera y vea como de estúpido fui por atreverme a
perturbar la estabilidad. Pues al igual que la materia que ni se crea ni se
destruye, hay ciertas cosas que ni nacen ni se mueren. Y cuando su portador
pasa a la historia, aquello queda como recuerdo en el olvido.
Recapaciten, esto constituye un viaje de ida sin retorno, pues hace ya tiempo que me adentre en la mar con mi pequeña embarcación sin importarme el temporal.
Recapaciten, esto constituye un viaje de ida sin retorno, pues hace ya tiempo que me adentre en la mar con mi pequeña embarcación sin importarme el temporal.
jueves, 17 de noviembre de 2011
Todo eso y más, e incluso lo que no es ni existe.
martes, 15 de noviembre de 2011
Crudo 13/04/2013
Soy como el crudo que está en el fondo del mar, hace años
cuando nadie podía extraerlo. Soy la distancia que separa nuestro interior de
la superficie. Y así será. Así será para siempre. Nunca evolucionará una civilización
capaz de extraerlo. Se harán pintadas prehistóricas en mis paredes. Se harán
hasta que la evolución deje de existir. Hasta que no haya evolución. Hasta que
el hombre vuelva al mono y no pueda morir porque nunca existió.
lunes, 14 de noviembre de 2011
jueves, 10 de noviembre de 2011
Quedaros con estas palabras, pues son el preludio de una docena de dagas
que lanzare contra vosotros. Se os clavaran por todo el cuerpo hasta
que vuestra carne se haga polvo y pasta con vuestra sangre. Y os las
lanzare yo.
miércoles, 9 de noviembre de 2011
sábado, 5 de noviembre de 2011
Siempre me ha gustado someter a mi voluntad ciertos
utensilios con los que poder hablar para siempre y así dejar plasmada mi
locura. El problema es cuando la locura deja de ser percibida como tal. En ese
momento lo que se ha de hacer es disfrutar, tú mismo y en soledad, de dicha
locura hasta que con los años sepas como hacer de lo cuerdo, locura para poder
regalarla sin peligro.
Debido a esto, esto supone un adiós.
martes, 1 de noviembre de 2011
Ese punto en el que no sabes si lo que vives es la realidad
o que la realidad es solo un desvarío de tu vida, Cuando tras mucho contemplar,
no sabes si en realidad todo aquello a lo que llaman ficción en las películas,
en los libros, en la música, en la pintura, escultura, la realidad de la
naturaleza, cuando no sabes si todo eso es real. Siglos y siglos de evolución y
seguimos escribiendo sobre los mismo reglones torcidos. Buscas en tu interior,
buscas sin darte ningún tipo de tregua. Buscas hasta que tu cuerpo no puede más
y al final lo que hay es lo que siempre hubo. En ese momento te preguntas si de
verdad acabaste con ello y ahora apareció de nuevo o si en realidad siempre
estuvo y te controló sin darte cuenta.
Es altamente volátil la mentalidad humana. Un día estas feliz y al día siguiente, tú haciendo uso de tu desmedido cinismo, de golpe decides ocultar el sol y arrancarles trozos de piel a los que te rodean para vivir en tu retomado mundo en sombras. Y sacas tu verdadera naturaleza y maldices mientras que sientes el placer que te ocasiona el no controlar palabra ni acto. Poder darle rienda suelta a tus pensamientos y emociones y sentir como te corrompen por dentro mientras que luchas por poder descargar un nuevo tipo de energía que ha nacido en tu interior.
Y se arrodilla ante ti, y elimina lo que separa tu desnudez de la realidad y saborea mientras te retuerces. Notas como se te endurece, como aumenta tu temperatura corporal y como empiezas a sudar. Se empieza a percibir poco a poco el aroma de un cuerpo desnudo lamiendo la subordinación de otro. Las piernas te empiezan a temblar y cierras los ojos. Extiendes tus manos y acoges su llamada mientras te dejas llevar. Profanas el nombre de Dios porque ya se apodero de ti. Repites su nombre sin fin mientras notas como llegas al éxtasis. Es en ese momento cuando no puedes evitar eyacular sin control. Eyaculas. Eyaculas sin parar. Y eyaculas...
Eyaculo odio sin medida, pues se percibe mi interior como el pozo de fango al que van a parar los residuos de todas las cañerías. Reposando tranquilo a la espera de que caigas en él para poder ahogarte y después quemar tus restos. Un todo recluido a palabras banas creadas por actos vacíos sin control que se escaparon del látigo de su dictador. Distribuyo odio entre mi sociedad pues todo está corrupto. Que al fin y al cabo como dijo una gran amiga, estamos hechos de la misma materia que los sueños, luego somos igual de inalcanzables. Pequeñas mentes, que crean grandes estigmas, recluidas en cuerpos inertes, inútiles y absurdos. Mentes inocentes que creen poder conseguir lo que no les es dado por naturaleza. Empeñados en luchar contra lo que no se puede ganar. Asumiendo la vida tal cual es únicamente cuando ya se tiene la espalda torcida producto del trabajo y los años. Una lucha sin sentido pues no hay opción a posible victoria mas que la victoria personal que se produce cuando asumes la derrota. Odio, pues solo bajo sus efectos comprendes las causas de millones de actos incomprendidos. Odio por todo pues sin querer violas, asesinas y desprecias la mano del que te alimenta. Odio porque es solo cuando odias cuando ardes por dentro al pasar los segundos como décadas esperando a que llegue lo que sabes que sucederá, Odio, pues solo con odio es cuando manejas los astros y sus consecuencias. Cuando tratas de ocultar lo que ni si quiera tiene forma. Creando día a día miles de imágenes con las que saciar su ignorancia y con las que poder actuar de acuerdo a tus principios. Desprendiéndote, segundo a segundo, de todo aquello que te caracteriza y que te hace humano. Viendo como ahora arrojas a ese pozo que tienes en el interior todos y cada uno de los tesoros que rescataste en tu ya muerta cruzada. Odio es tener que joderos únicamente con estas palabras por no ser capaz de escribir todo aquello que forma la realidad.
Después de todo eso, solo queda asearte, vestirte y crear, crear y crear.
Es altamente volátil la mentalidad humana. Un día estas feliz y al día siguiente, tú haciendo uso de tu desmedido cinismo, de golpe decides ocultar el sol y arrancarles trozos de piel a los que te rodean para vivir en tu retomado mundo en sombras. Y sacas tu verdadera naturaleza y maldices mientras que sientes el placer que te ocasiona el no controlar palabra ni acto. Poder darle rienda suelta a tus pensamientos y emociones y sentir como te corrompen por dentro mientras que luchas por poder descargar un nuevo tipo de energía que ha nacido en tu interior.
Y se arrodilla ante ti, y elimina lo que separa tu desnudez de la realidad y saborea mientras te retuerces. Notas como se te endurece, como aumenta tu temperatura corporal y como empiezas a sudar. Se empieza a percibir poco a poco el aroma de un cuerpo desnudo lamiendo la subordinación de otro. Las piernas te empiezan a temblar y cierras los ojos. Extiendes tus manos y acoges su llamada mientras te dejas llevar. Profanas el nombre de Dios porque ya se apodero de ti. Repites su nombre sin fin mientras notas como llegas al éxtasis. Es en ese momento cuando no puedes evitar eyacular sin control. Eyaculas. Eyaculas sin parar. Y eyaculas...
Eyaculo odio sin medida, pues se percibe mi interior como el pozo de fango al que van a parar los residuos de todas las cañerías. Reposando tranquilo a la espera de que caigas en él para poder ahogarte y después quemar tus restos. Un todo recluido a palabras banas creadas por actos vacíos sin control que se escaparon del látigo de su dictador. Distribuyo odio entre mi sociedad pues todo está corrupto. Que al fin y al cabo como dijo una gran amiga, estamos hechos de la misma materia que los sueños, luego somos igual de inalcanzables. Pequeñas mentes, que crean grandes estigmas, recluidas en cuerpos inertes, inútiles y absurdos. Mentes inocentes que creen poder conseguir lo que no les es dado por naturaleza. Empeñados en luchar contra lo que no se puede ganar. Asumiendo la vida tal cual es únicamente cuando ya se tiene la espalda torcida producto del trabajo y los años. Una lucha sin sentido pues no hay opción a posible victoria mas que la victoria personal que se produce cuando asumes la derrota. Odio, pues solo bajo sus efectos comprendes las causas de millones de actos incomprendidos. Odio por todo pues sin querer violas, asesinas y desprecias la mano del que te alimenta. Odio porque es solo cuando odias cuando ardes por dentro al pasar los segundos como décadas esperando a que llegue lo que sabes que sucederá, Odio, pues solo con odio es cuando manejas los astros y sus consecuencias. Cuando tratas de ocultar lo que ni si quiera tiene forma. Creando día a día miles de imágenes con las que saciar su ignorancia y con las que poder actuar de acuerdo a tus principios. Desprendiéndote, segundo a segundo, de todo aquello que te caracteriza y que te hace humano. Viendo como ahora arrojas a ese pozo que tienes en el interior todos y cada uno de los tesoros que rescataste en tu ya muerta cruzada. Odio es tener que joderos únicamente con estas palabras por no ser capaz de escribir todo aquello que forma la realidad.
Después de todo eso, solo queda asearte, vestirte y crear, crear y crear.
lunes, 24 de octubre de 2011
Démosle al mundo un poco de lo que a todos nos sobra y que
con tanto énfasis nos empeñamos en ocultar, en erradicar y sustituir.
Ese momento en el que te miras al espejo y recuerdas el inevitable camino que es tu vida y como, te guste o no, tu presente y tu pasado serán siempre el mismo.
Levantarte cada mañana habiendo librado la más sangrienta guerra que podrás librar en tu vida. Levantarte cada mañana y no ver el sol ni las nubes. No ver ni la luna ni las estrellas. Levantarte todos los días contemplando únicamente lo que eres y los dos metros de espacio que forma tu nueva vida. Sentir el frenesí que se apodera de ti pasados los dos o tres segundos que tardas en volver del sueño a la vida. Un frenesí que se apodera de tu cuerpo y contrae todos tus músculos aumentando tu temperatura corporal y tu ritmo cardiaco. Da igual cuantas veces puedas respirar que siempre te va a falta el aire y siempre vas a estar en esa franja en la que no estás ni muerto ni vivo porque tu única vida es dar la siguiente bocanada de aire. Cuando por mucha luz que haya iluminando tu escena, tu lo único que puedes notar es como cada vez se nubla mas tu vista. Cuando al levantarte y estirarte sientes que algo se está apoderando de ti y que no es bueno porque cada vez tiene más control sobre tus actos y tu mente. Y efectivamente es una batalla y has de luchar contra su ejército.
Entonces lo único que te preocupa es enterrarles estando vivos porque aquello en lo que te has convertido hace que no quieras que la guerra termine. Simplemente poder caminar tranquilamente entre un millar de lapidas y que los gritos se conviertan en la dulce melodía que te despierte por las mañanas. Porque es eso, te has convertido precisamente en aquello que siempre odiaste y has caído como cualquier otro.
Es demasiado excitante, da demasiado placer como para no rendirse a sus encantos y devolver con la misma moneda. Como para no iniciar esa clase de camino. Es necesario sentirlo, follar con cualquier puta y oler el aroma que se desprende cuando se vende un alma y ni siquiera cobra, Maltratar tu propio cuerpo hasta que sientas que las esquinas están hechas para ti y vomites sin control. Levantarte y continuar luchando mientras tus manos se manchan de sangre y tu nariz se seca por dentro. Hasta que tu única luz sea un bucle formado por una sola llama que alimenta aquello que te permite volar por encima de muchos que nunca lograran entender desde donde les miras y quien les mira. Idear miles de palabras con las que destruir para poder aguantar cuando no se te concede la solución fácil. Venderse a sí mismo para lograr lo que deseas. Estar en un segundo en lo más alto y de golpe bajar a lo más profundo oscuro y podrido de tu interior. Caminar y ensuciar tu ropa e intentar salir pero hundirte aun más. Pararse a respirar y pensar cómo salir de esa situación mientras observas como los segundos se hacen años y los minutos vidas enteras. Sentir el abrumador paso del tiempo y como decide jugar contigo.
Asustarte de ti mismo y correr. Correr sin parar hasta el punto de desear morirte porque no puedes correr más y sin embargo tienes que hacerlo porque te persiguen. Esconderte y guardar silencio mientras notas sus pisadas y su aliento cuando te estás refugiando en la sombra. Notar su calor y guardar silencio. Recorrer cientos de veces cientos de caminos sin salida y poder terminarlos. Sueños rotos y violados. Deseos recluidos, asustados y oscurecidos. Trozos de tu alma, tus sentimientos y tu corazón por el suelo de tu realidad, Desgarrados. Bestias atadas con cadenas que no se rompen y nunca se romperán. Desalmados que asustan y devoran, Oprimen y controlan. Pisan y ahogan. No te permiten ver y no puedes levantarte. Te falta el aire para respirar y la luz para ver. No puedes vivir en tu mundo. No puedes caer y tampoco alzarte. Tienden su mano y te abandonan. Soga al cuello con plomo al extremo, arrastrándote a lo más hondo de tu infierno.
Cuando los caídos vuelven para enseñarte como lo hiciste. Cuando regresan para mostrarte quien has sido siempre. Cuando te das cuenta de que lo único que haces es ocultarte la realidad y sin embargo necesitas que sea así. Cuando tu único fin es maltratar tu cuerpo y tu mente. Cuando tu único fin es ser un hipócrita minuto tras minuto de forma que solo haya subida.
Es en ese momento cuando vendes tu alma al diablo que con mil nombres se hace llamar. Cuando sucumbes a sus encantos y sus caricias. Cuando tu solo te pones la venda en los ojos deseando que sea todo continuado. Cuando te abres de piernas y le recibes con dulzura. Cuando tus prioridades distan de ser las que eran. Cuando tu único fin es intentar que no pare. Cuando tu único fin es que no pare aun cuando sabes lo que eso supone.
Ese momento en el que te miras al espejo y recuerdas el inevitable camino que es tu vida y como, te guste o no, tu presente y tu pasado serán siempre el mismo.
Levantarte cada mañana habiendo librado la más sangrienta guerra que podrás librar en tu vida. Levantarte cada mañana y no ver el sol ni las nubes. No ver ni la luna ni las estrellas. Levantarte todos los días contemplando únicamente lo que eres y los dos metros de espacio que forma tu nueva vida. Sentir el frenesí que se apodera de ti pasados los dos o tres segundos que tardas en volver del sueño a la vida. Un frenesí que se apodera de tu cuerpo y contrae todos tus músculos aumentando tu temperatura corporal y tu ritmo cardiaco. Da igual cuantas veces puedas respirar que siempre te va a falta el aire y siempre vas a estar en esa franja en la que no estás ni muerto ni vivo porque tu única vida es dar la siguiente bocanada de aire. Cuando por mucha luz que haya iluminando tu escena, tu lo único que puedes notar es como cada vez se nubla mas tu vista. Cuando al levantarte y estirarte sientes que algo se está apoderando de ti y que no es bueno porque cada vez tiene más control sobre tus actos y tu mente. Y efectivamente es una batalla y has de luchar contra su ejército.
Entonces lo único que te preocupa es enterrarles estando vivos porque aquello en lo que te has convertido hace que no quieras que la guerra termine. Simplemente poder caminar tranquilamente entre un millar de lapidas y que los gritos se conviertan en la dulce melodía que te despierte por las mañanas. Porque es eso, te has convertido precisamente en aquello que siempre odiaste y has caído como cualquier otro.
Es demasiado excitante, da demasiado placer como para no rendirse a sus encantos y devolver con la misma moneda. Como para no iniciar esa clase de camino. Es necesario sentirlo, follar con cualquier puta y oler el aroma que se desprende cuando se vende un alma y ni siquiera cobra, Maltratar tu propio cuerpo hasta que sientas que las esquinas están hechas para ti y vomites sin control. Levantarte y continuar luchando mientras tus manos se manchan de sangre y tu nariz se seca por dentro. Hasta que tu única luz sea un bucle formado por una sola llama que alimenta aquello que te permite volar por encima de muchos que nunca lograran entender desde donde les miras y quien les mira. Idear miles de palabras con las que destruir para poder aguantar cuando no se te concede la solución fácil. Venderse a sí mismo para lograr lo que deseas. Estar en un segundo en lo más alto y de golpe bajar a lo más profundo oscuro y podrido de tu interior. Caminar y ensuciar tu ropa e intentar salir pero hundirte aun más. Pararse a respirar y pensar cómo salir de esa situación mientras observas como los segundos se hacen años y los minutos vidas enteras. Sentir el abrumador paso del tiempo y como decide jugar contigo.
Asustarte de ti mismo y correr. Correr sin parar hasta el punto de desear morirte porque no puedes correr más y sin embargo tienes que hacerlo porque te persiguen. Esconderte y guardar silencio mientras notas sus pisadas y su aliento cuando te estás refugiando en la sombra. Notar su calor y guardar silencio. Recorrer cientos de veces cientos de caminos sin salida y poder terminarlos. Sueños rotos y violados. Deseos recluidos, asustados y oscurecidos. Trozos de tu alma, tus sentimientos y tu corazón por el suelo de tu realidad, Desgarrados. Bestias atadas con cadenas que no se rompen y nunca se romperán. Desalmados que asustan y devoran, Oprimen y controlan. Pisan y ahogan. No te permiten ver y no puedes levantarte. Te falta el aire para respirar y la luz para ver. No puedes vivir en tu mundo. No puedes caer y tampoco alzarte. Tienden su mano y te abandonan. Soga al cuello con plomo al extremo, arrastrándote a lo más hondo de tu infierno.
Cuando los caídos vuelven para enseñarte como lo hiciste. Cuando regresan para mostrarte quien has sido siempre. Cuando te das cuenta de que lo único que haces es ocultarte la realidad y sin embargo necesitas que sea así. Cuando tu único fin es maltratar tu cuerpo y tu mente. Cuando tu único fin es ser un hipócrita minuto tras minuto de forma que solo haya subida.
Es en ese momento cuando vendes tu alma al diablo que con mil nombres se hace llamar. Cuando sucumbes a sus encantos y sus caricias. Cuando tu solo te pones la venda en los ojos deseando que sea todo continuado. Cuando te abres de piernas y le recibes con dulzura. Cuando tus prioridades distan de ser las que eran. Cuando tu único fin es intentar que no pare. Cuando tu único fin es que no pare aun cuando sabes lo que eso supone.
domingo, 23 de octubre de 2011
Hasta que no quede nada mas que el
frío desierto que separa estas dos civilizaciones labradas en mármol. Y será
nuestra propia cruz en vida. Y cuando caminemos, caminaremos arrastrándola aun
si ni siquiera la vemos o si no notamos su peso. Porque hay cosas tan buenas
como malas que quedan en el corazón y en la mente así como en el papel y en el
alma. Y eso será mío, solo mío. Me pudriré, y oleré la pestilencia de mi cuerpo
muerto yo solo, y ya nadie podrá hacer nada. Que será oscura y estará muerta,
pero será mía. Y es que hay ciertas puertas que cuando se cierran, se cierran
para siempre. Y ni la mano del verdugo podrá volver a abrirlas.
Mirare a las estrellas con una extensión de los fines de mi alma hecha material, y la cargare, y cuando la luna anuncie sus últimos minutos de vida, asesinare el silencio y el vacío y teñiré de escarlata el amanecer.
Mirare a las estrellas con una extensión de los fines de mi alma hecha material, y la cargare, y cuando la luna anuncie sus últimos minutos de vida, asesinare el silencio y el vacío y teñiré de escarlata el amanecer.
viernes, 21 de octubre de 2011
domingo, 9 de octubre de 2011
lunes, 3 de octubre de 2011
viernes, 30 de septiembre de 2011
jueves, 29 de septiembre de 2011
viernes, 23 de septiembre de 2011
Que te follen
El tiempo que arrastra consigo la calma, dejando el
increíble estado, el único que queda al final, para la más profunda oscuridad
interior. Esa bestia que se alza sobre sus extremidades asfixiándote con su
aliento, veneno que te inunda y ahoga todos y cada uno de los poros de tu piel.
Ese segundo que pasa entre que sientes la quemadura y retiras la mano convertido
en una vida. Eso que es superfluo convertido en el mar en el que pereces tras
abatir tu embarcación la tormenta de tu vida. Las palabras que enmudecen. Los
ojos dejan de ver, los oídos de escuchar. Las manos y el cuerpo dejan de
sentir. No hay nada que oler. Solo se percibe el sabor de la eternidad. Una
vida atada de pies y manos y sometida a la voluntad de lo que no perece. Eso
que no muere, que se convierte en tu sangre. Cicatrices que la piel no
cicatriza por no percibirlas. Miedo de aquello que no lo da. Libertad que te
encadena. Convertirse en una puta.
miércoles, 14 de septiembre de 2011
Dormir
Monstruo, despierta y vive como un zombie, es tu hora. La muerte te saluda.
IV
-Sigues sin enterarte. No hay camino que te lleve al
respiro. Yo soy lo peor de tu vida hecho realidad, y cuando encuentres paz yo
te la quitaré. Cuando domines tu mente y tus deseos, yo cambiaré mi imagen y mi
voluntad. Cuando encuentres a quien amar, yo te la arrebataré y acabaré con su
vida. Cuando no quieras amar más, te haré perder la cabeza por amor. Haré que
te preguntes cuando empezó a correr napalm por tus venas. Me introduciré en tu
mente y haré que tomes decisiones que degraden tu vida. Y cuando esas
decisiones de fruto, si es positivo, haré que nunca lleguen a existir. Haré que
veas cada segundo como una vida vivida en el infierno. Cuando tu sufrimiento
cese, haré que el tiempo corra hacia atrás y que empieces de nuevo. Te clavaré
cientos de espadas y no te dejaré morir. No te curaré y cubriré tu cuerpo con cal
viva, y aun así no morirás. Te arrancaré las piernas y brazos para que no
puedas ni levantarte ni caminar. Te arrancaré los ojos para que te pierdas para
siempre. Haré que lo único que puedas oler sea el sudor que emanas al fracasar.
Lo único que escucharás serás las voces de aquellos a los que hiciste daño
otorgándote su desprecio y su odio. Caminarás solo para siempre. Buscarás y no
volverás a encontrar una mano que te ayude, Desconfiarás de todo aquel que te
rodee. Correrás para huir y a tu paso irás asesinando todo cuanto tengas junto
a ti. Crearas dolor en los que te aman y los perderás. Te odiarán y destrozaras
su futuro. Serás la lacra de la sociedad y lo único que creerán oportuno darte
será la soledad que te condene. Los colores del mundo perderán su fuerza y
vivirás en la oscuridad. Tu dolor será mi mayor triunfo y será solo mío. Haré
que no puedas olvidar tus recuerdos y que sean ellos los que cumplan mi
voluntad. Que luches contra ellos y siempre te derroten. Cuando hayas caído,
llorarás y no conseguirás nada haciéndolo. Sentirás lo que es la soledad y lo
que perdiste y cuando te acostumbres, recuperarás tu vida durante un par de
segundos y te la volveré a quitar para que vuelvas donde mereces estar.
Nunca debiste haber nacido, pero lo hiciste y pagarás por ello. No te sometas a mi voluntad porque cuando lo hagas te traicionaré. Nunca nada de lo que hiciste sirvió para lograr algo. Solo conseguiste el perfecto fracaso, el perfecto dolor, la perfecta soledad y un silencio obligado. Odio.
¿Para qué has vivido?
Nunca debiste haber nacido, pero lo hiciste y pagarás por ello. No te sometas a mi voluntad porque cuando lo hagas te traicionaré. Nunca nada de lo que hiciste sirvió para lograr algo. Solo conseguiste el perfecto fracaso, el perfecto dolor, la perfecta soledad y un silencio obligado. Odio.
¿Para qué has vivido?
lunes, 12 de septiembre de 2011
But inside in the dark I'm aching to be free!
domingo, 11 de septiembre de 2011
Cuando sin haberlo contado, se sabe todo.
domingo, 28 de agosto de 2011
jueves, 25 de agosto de 2011
martes, 23 de agosto de 2011
Darkness
Imprisoning me
All that i see
Absolute horror
I cannot live
I cannot die
Trapped in myself
Body my holding cell
Landmine
Has taken my sight
Taken my speech
Taken my hearing
Taken my arms
Taken my legs
Taken my soul
Left me with life in hell
Imprisoning me
All that i see
Absolute horror
I cannot live
I cannot die
Trapped in myself
Body my holding cell
Landmine
Has taken my sight
Taken my speech
Taken my hearing
Taken my arms
Taken my legs
Taken my soul
Left me with life in hell
sábado, 20 de agosto de 2011
Dormir
Monstruo, despierta y vive como un zombie, es tu hora. La muerte te saluda.
III
- Postro mi alma ante ti. Vuelvo mis creencias contra su
voluntad, las doblego, las someto, las humillo, las violo y torturo y así nos
convertimos en tus lacayos. Asesino a mi familia con mis propias manos. Me
arranco el rostro y el corazón, y los tiro. Me saco las entrañas y relleno el
vacío de mi cuerpo con crudo y lo prendo y así camino. Creo un nuevo cuerpo y
una nueva vida. Extermino todo pasado para solo tener futuro. Me convierto en
un ente y cubro el esqueleto de mi vida con el manto del fracaso. Me hago tu
siervo y seguidor. Yo seré quien te alimente y te de fuerza. Yo te haré
material y te daré cuerpo. Yo seré tus ojos y tu voz y juntos crearemos tu
imperio. Nos alzaremos por encima de la vida y la miraremos desde arriba.
Extender nuestra mano y pediré y si no se nos concede, de una mirada arrancaré
todo signo de vida. Y juntos cual nota musical extenderé lo que ahora me
domina. Haré cuanto desees y a quien desees. Crearé el horror con mis manos
para otorgárselo a toda alma inocente y así enseñarle cuan cruel es la
realidad. Violaré niños y niñas y los mutilare. Abriré con mi cuchillo de
guerra el vientre de las embarazadas para frenar la decadencia de la humanidad.
Colocaré un centenar de cargas explosivas en los pilares de los edificios que
marcan nuestra pestilencia para contemplar como el mundo se viene abajo. Iré a
una iglesia, ataré de pies y manos a una monja y me la follaré ante la cruz, la
decapitare y con su sangre en una copa venderé mi alma para que se lleve de mi
vida todo cuanto hay en ella, pues no la quiero ni regalada.
martes, 16 de agosto de 2011
Dormir
Monstruo, despierta y vive como un zombie, es tu hora. La muerte te
saluda.
II
- Gran discurso, pero contra mí no tienes nada que hacer, No, no soy la
muerte, soy algo peor. Si fuera la muerte te daría el privilegio de abandonar
esto a lo que le llamas vida para poder descansar, pero no, no lo soy. Soy algo
peor. Soy todos tus deseos cumplidos y los que nunca se cumplieron así como los
que nunca se cumplirán. Soy todo aquello que hace que se cumplan o aquello que
lo impide. Soy todos tus sueños y pesadillas y soy lo que hace que se tornen a
verdadero pánico o a placer sin límites. Soy tus prejuicios, tu personalidad,
tu miedo, tu dolor, tu felicidad, tu luz y tu oscuridad. Soy el aire que
respiras y la comida que comes. Soy tus actos y tus palabras. Tus pensamientos,
tus sentimientos y todas tus lágrimas. Soy tus cuerdas vocales desgarradas de
gritar, y soy el aire que las viola al pasar. Yo soy el que hace que ames u
odies. Yo soy tu bondad y tu egoísmo así como tu ira y tu belleza. Yo soy el
suelo que pisas y las personas con las que hablas. Soy el dolor de cabeza tras
haber bebido y el picor de la picadura tras haber sido mordido. Soy lo que ves
y no ves. Soy las drogas que consumes. Soy tu pasado, tu presente y tu futuro.
Soy todo lo que quieres y no quieres que sea, soy el ataque de toda defensa que
prepares y soy la vida que querrías tener y que nunca lograrás.
Soy la realidad, soy todo lo que tú eres y todo lo que te rodea hecho forma. Ente que camina y que te doblega. Soy la muerte de tu alma y la muerte de tu cuerpo, pero no soy yo quien te mata. Soy el sicario de tus deseos, aquel que empuña el sable con el que te manchas las manos. Soy el fracaso de todo cuanto eres y son los cadáveres del cementerio que se aposenta en tu interior los que me dan forma. Soy el que se oculta en las sombras, el que te prende estando vivo y el que observa como ardes estando consciente. Soy la voz que te ordena que despiertes y vivas como un zombie, la que te dice que tu hora ha llegado.
Soy más inteligente que tú y puedo ver lo que nunca comprenderás. Y es que si no le tienes miedo a la muerte, lo tendrás a seguir viviendo, pues soy tu odio y lo que ensucia tu realidad. Y tengo que decirte que no tienes escapatoria posible ante mí, pues no hay ningún dios al que te puedas encomendar porque no existe y porque soy tu esencia. Soy como es calor húmedo del que no te puedes despegar.
Podrás correr que yo seré tu sombra. Podrás caminar por la oscuridad y seré tu corazón latiendo. Podrás cubrirte con todo aquello que puedas obtener, y aun así seguiré estando a tu lado. Suicídate y yo seré las drogas, el puñal, la soga o el vació al que caigas.
Es inevitable, sométete a mi voluntad y evítate la lucha. Asume la vida que te otorgo porque ya perdiste la batalla cuando conseguí situarme frente a ti para hablarte. Te doy todo lo que siempre fuiste y todo lo nunca se fue, ya que, dime ¿Existió algún pasado en el que no asesinases cientos de veces cientos de castillos?
Ahora ya no es un posible final, es tu único final. Hiciste de esto algo personal al enfrentarte a mi diciéndome que te daba igual todo. Pues ahora te digo que te voy a mostrar que no eres más que un bebe recién salido del útero materno. Ahora es cuando te voy a acariciar para obligarte a respirar, cuando te voy a poner bajo el foco para que sientas calor y aprendas cuanto de eterna puede ser la palabra odio.
Soy la realidad, soy todo lo que tú eres y todo lo que te rodea hecho forma. Ente que camina y que te doblega. Soy la muerte de tu alma y la muerte de tu cuerpo, pero no soy yo quien te mata. Soy el sicario de tus deseos, aquel que empuña el sable con el que te manchas las manos. Soy el fracaso de todo cuanto eres y son los cadáveres del cementerio que se aposenta en tu interior los que me dan forma. Soy el que se oculta en las sombras, el que te prende estando vivo y el que observa como ardes estando consciente. Soy la voz que te ordena que despiertes y vivas como un zombie, la que te dice que tu hora ha llegado.
Soy más inteligente que tú y puedo ver lo que nunca comprenderás. Y es que si no le tienes miedo a la muerte, lo tendrás a seguir viviendo, pues soy tu odio y lo que ensucia tu realidad. Y tengo que decirte que no tienes escapatoria posible ante mí, pues no hay ningún dios al que te puedas encomendar porque no existe y porque soy tu esencia. Soy como es calor húmedo del que no te puedes despegar.
Podrás correr que yo seré tu sombra. Podrás caminar por la oscuridad y seré tu corazón latiendo. Podrás cubrirte con todo aquello que puedas obtener, y aun así seguiré estando a tu lado. Suicídate y yo seré las drogas, el puñal, la soga o el vació al que caigas.
Es inevitable, sométete a mi voluntad y evítate la lucha. Asume la vida que te otorgo porque ya perdiste la batalla cuando conseguí situarme frente a ti para hablarte. Te doy todo lo que siempre fuiste y todo lo nunca se fue, ya que, dime ¿Existió algún pasado en el que no asesinases cientos de veces cientos de castillos?
Ahora ya no es un posible final, es tu único final. Hiciste de esto algo personal al enfrentarte a mi diciéndome que te daba igual todo. Pues ahora te digo que te voy a mostrar que no eres más que un bebe recién salido del útero materno. Ahora es cuando te voy a acariciar para obligarte a respirar, cuando te voy a poner bajo el foco para que sientas calor y aprendas cuanto de eterna puede ser la palabra odio.
viernes, 5 de agosto de 2011
Dormir
Monstruo, despierta y vive como un zombie, es tu hora. La muerte te
saluda.
I
- Monstruo, despierta y vive como un zombie, es tu hora. La muerte te
saluda.
-¿Disculpa?... ¿Y tu quien se supone que eres?, ¿La muerte? Hahaha, disculpa
que me ría en tu cara. Dime pequeña, ¿que sabes tu de la vida?. tu que lo único
que sabes hacer es quitarla. Dime, ¿cuántas veces has sentido algo por ínfimo
que sea?, ¿Se supone que me debo arrodillar ante ti?. Mira, tengo veinte años y
he vivido cientos de vidas. Ha habido mañanas en mi vida en las que los únicos
sentimientos que existían en mi interior eran los de odio, de ira, de desesperación
y de angustia. Sentimientos como el miedo, la cólera, la indignación, la
vergüenza y la venganza. Mañanas en las que lo único que podía ver era la
decadencia de esto que llamamos humanidad y vida. Como la codicia, la envidia,
el poder y el egoísmo se follaban lo único que nos hacia diferentes a los
animales. Como cada uno en su infinito desprecio por la belleza circundante se
convierte, de forma discreta, en las mismas bestias que nosotros mismos
encerramos y procuramos destruir, y sin embargo nos dejamos vivir a nosotros
mismos.
¿Que credibilidad tiene el mundo?, ¿qué credibilidad podemos otorgarle a todo cuanto nos rodea, si ese todo está dirigido por manos ensangrentadas? Las mimas manos que nosotros hemos decidido poner al mando son las que crean la vida que nos obligan a vivir. Las que roban nuestras mentes para violarlas y reescribirlas y gozar de más lacayos en sus filas.
Ha habido mañanas en las que lo único que he deseado a sido crear la vida que se mueren por tener para así llegar al poder, a mi poder. Ser lo que siempre desearon que fuera para teniendo el poder, ejecutarlo y erradicar todo signo de vida. Reducir el mundo a cero. Desde los altos órganos de gobierno político y moral, hasta la mas ínfima muestra de vida y libertad. Y ver así el mundo sumido en caos y soledad. Poder levantarme como cualquier otra mañana, oliendo el putrefacto aroma de cientos de cadáveres apelotonados un sus microscópicos espacios vitales. Vestirme y salir y tener que ir sorteando los escombros de los pilares de los edificios derruidos. Sorteando los charcos de sangre así como los millares de cuerpos en descomposición y poder caminar. Caminar hasta que el sol explote y nuestro sistema solar desaparezca del mapa. Caminar hasta que no pueda mas y una vez que mis músculos no me respondan subirme a un escenario y disfrutar. Disfrutar como nunca nadie me permitió. Tocar y tocar y tocar, ensayar sin parar. Y convertirme así en uno más de la piara. Y cuando el fuego interior desaparezca volarme la cabeza con el arma de algún agente de la autoridad que encuentre por las cercanías.
Y después de sentir esto, ¿qué crees que se experimenta?... Miedo a caer en la resinación y morir para resucitar como un ente moribundo y sin dirección. Es en este momento cuando al haber visto el mundo tal cual es decides odiarlo como si no hubiese mañana. Cuando nada te liga a la realidad y lo único que sabes hacer es odiar y estar en soledad. Ese momento en el que aparece el silencio y repara todo error del pasado. Cuando poco a poco el silencio se apodera de la paz de tu alma y besa tu corazón. Cuando la realidad, muerta, deja de existir para ti. Cuando tú, como persona que eres, vuelves a fallar y te das cuenta de que el silencio no es más que la ausencia de sonido y como tal algo pasajero.
Entonces te preguntas que queda, y te lo preguntas una y otra vez intentando darle un sentido a todo. Disfrazas todo cuanto eres con una máscara llamada consumo, que no hace más que alimentar tu cinismo. Y te preguntas por qué sigues caminando y te das cuenta de que lo haces por aquello que nunca morirá en tu mente. Te das cuenta de que existió un silencio y que le debes respeto para siempre... y es en ese momento cuando te das cuenta de que ya has liberado todo el poder que pretendiste alcanzar, te das cuenta de que estas sorteando los escombros de los pilares de los edificios caídos así como los millares de cadáveres y de que lo único que queda es caminar.
¿Que me vas a contar a mi?, ¿por qué usas esa inútil retorica conmigo? "Monstruo, despierta y vive como un zombie, es tu hora. La muerte te saluda."... ¿De qué vas? Mira, yo he tocado las puertas del cielo y al hacerlo pude experimentar el verdadero sentido de la vida. ¿Acaso crees que todo lo que me rodea sirve para algo?, ¿acaso crees que le tengo apego a algo?, ¿de verdad piensas que puedes conmigo?
Que nací y viví solo y solo voy a morir. Que no valoro nada de lo que está vida me ofrece, pues he visto y afrontado el dolor como nadie lo ha hecho. Y que no te llevas tu mi vida sino que me la quito yo y la escondo por ahí para que nunca nadie la encuentre, para que sea mía para siempre.
¿Que credibilidad tiene el mundo?, ¿qué credibilidad podemos otorgarle a todo cuanto nos rodea, si ese todo está dirigido por manos ensangrentadas? Las mimas manos que nosotros hemos decidido poner al mando son las que crean la vida que nos obligan a vivir. Las que roban nuestras mentes para violarlas y reescribirlas y gozar de más lacayos en sus filas.
Ha habido mañanas en las que lo único que he deseado a sido crear la vida que se mueren por tener para así llegar al poder, a mi poder. Ser lo que siempre desearon que fuera para teniendo el poder, ejecutarlo y erradicar todo signo de vida. Reducir el mundo a cero. Desde los altos órganos de gobierno político y moral, hasta la mas ínfima muestra de vida y libertad. Y ver así el mundo sumido en caos y soledad. Poder levantarme como cualquier otra mañana, oliendo el putrefacto aroma de cientos de cadáveres apelotonados un sus microscópicos espacios vitales. Vestirme y salir y tener que ir sorteando los escombros de los pilares de los edificios derruidos. Sorteando los charcos de sangre así como los millares de cuerpos en descomposición y poder caminar. Caminar hasta que el sol explote y nuestro sistema solar desaparezca del mapa. Caminar hasta que no pueda mas y una vez que mis músculos no me respondan subirme a un escenario y disfrutar. Disfrutar como nunca nadie me permitió. Tocar y tocar y tocar, ensayar sin parar. Y convertirme así en uno más de la piara. Y cuando el fuego interior desaparezca volarme la cabeza con el arma de algún agente de la autoridad que encuentre por las cercanías.
Y después de sentir esto, ¿qué crees que se experimenta?... Miedo a caer en la resinación y morir para resucitar como un ente moribundo y sin dirección. Es en este momento cuando al haber visto el mundo tal cual es decides odiarlo como si no hubiese mañana. Cuando nada te liga a la realidad y lo único que sabes hacer es odiar y estar en soledad. Ese momento en el que aparece el silencio y repara todo error del pasado. Cuando poco a poco el silencio se apodera de la paz de tu alma y besa tu corazón. Cuando la realidad, muerta, deja de existir para ti. Cuando tú, como persona que eres, vuelves a fallar y te das cuenta de que el silencio no es más que la ausencia de sonido y como tal algo pasajero.
Entonces te preguntas que queda, y te lo preguntas una y otra vez intentando darle un sentido a todo. Disfrazas todo cuanto eres con una máscara llamada consumo, que no hace más que alimentar tu cinismo. Y te preguntas por qué sigues caminando y te das cuenta de que lo haces por aquello que nunca morirá en tu mente. Te das cuenta de que existió un silencio y que le debes respeto para siempre... y es en ese momento cuando te das cuenta de que ya has liberado todo el poder que pretendiste alcanzar, te das cuenta de que estas sorteando los escombros de los pilares de los edificios caídos así como los millares de cadáveres y de que lo único que queda es caminar.
¿Que me vas a contar a mi?, ¿por qué usas esa inútil retorica conmigo? "Monstruo, despierta y vive como un zombie, es tu hora. La muerte te saluda."... ¿De qué vas? Mira, yo he tocado las puertas del cielo y al hacerlo pude experimentar el verdadero sentido de la vida. ¿Acaso crees que todo lo que me rodea sirve para algo?, ¿acaso crees que le tengo apego a algo?, ¿de verdad piensas que puedes conmigo?
Que nací y viví solo y solo voy a morir. Que no valoro nada de lo que está vida me ofrece, pues he visto y afrontado el dolor como nadie lo ha hecho. Y que no te llevas tu mi vida sino que me la quito yo y la escondo por ahí para que nunca nadie la encuentre, para que sea mía para siempre.
sábado, 30 de julio de 2011
Dormir
I
Más o menos siete de febrero del 2011. Ya había terminado lo bueno del día y
tocaba volver a casa. Era bastante molesto tener que volver para entrar de
nuevo en su vida, era como si cada vez que saliese se acercase un poco más a
todo aquello que siempre deseo, y desea, y que solo con el tiempo lograría.
Había reído mucho con la cara ese día, había estrechado unas cuantas manos y
saludado unas cuantas veces mientras estaba con sus amigos, y su novia, de fiesta.
Era sábado noche y mañana sería domingo. Para el la semana laborable comenzaba
el domingo y abarcaba hasta el viernes noche, del viernes noche al sábado noche
era semana festiva. Se despidió de sus amigos, dejo a su novia en su casa y
automáticamente, al alejarse de la puerta de su casa, se cayó, como todas las
noches, tropezó con lo que siempre estaba, y se cayó al suelo. Aturdido,
escupió las piedras que sin darse cuenta había tragado ya hace tanto tiempo, y
cuando pudo se despejo del sueño que había tenido. Se levanto, se sacudió la
ropa, miro hacia los lados, saco el móvil para ver la hora y se dio cuenta de
que era demasiado tarde para todo, ya, lo mejor que podía hacer, era irse a
casa.
Había hecho ese camino cientos de veces y siempre resultaba ser la misma
calle. Larga en cierto modo, de unos 10 metros de ancho y formada por los muros
blanquecinos de las casas que constituían esa especie de urbanización. Caminar
no sé cuantos metros hacia el frente, torcer a la derecha, bajar la
"cuesta", que no era más que otro de los pronunciados desniveles de
la calle, llegar a casa. Siempre era lo mismo y aunque siempre sentía más o
menos lo mismo, siempre encontraba algún carácter nuevo en sus pensamientos a
medida que caminaba.
Esa noche tocaba el tema del silencio. Todo estaba demasiado tranquilo, tan solo podía escuchar su propia respiración y sus pasos. Era raro, al igual que el día anterior. Según caminaba podía ver el final de la calle, el muro que formaba la bifurcación en ambas direcciones y la calle por la que tenía que torcer.
Esa noche tocaba el tema del silencio. Todo estaba demasiado tranquilo, tan solo podía escuchar su propia respiración y sus pasos. Era raro, al igual que el día anterior. Según caminaba podía ver el final de la calle, el muro que formaba la bifurcación en ambas direcciones y la calle por la que tenía que torcer.
Entre sus ojos y la imagen del final de la calle, se situaban
esporádicamente unas nubecillas formadas por el vaho que salía de su boca por
la baja temperatura. La justa para no tener calor ni estar cómodo pero tampoco
tener frío debajo de su cazadora negra de una tela no definida. Según iban
saliendo de su interior y a medida que ascendían, creaban un áurea anaranjada
producto del juego que se traían con las luces de las farolas de la calle.
Estas, al esconderse entre los crecidos muros de arizónicas, creaban espacios
de oscuridad en los que se acurrucaban, atentos por su seguridad, familias de
gatos cuyo único camino era el recorrido de los cubos de basura a esas sombras
de seguridad. Lo único que formaba ese camino eran las casas a los laterales,
el final de la calle, los coches humedecidos y cubiertos de escarcha por la
mano de la noche y sus pensamientos, los que intentaba mantener a raya.
Esa noche se notaba peculiarmente raro. Cada paso que daba le evocaba una
situación diferente de las muchas que había vivido dando esos mismos pasos en
el pasado. Era como si por cada paso que daba se teleportase a una situación
diferente de ese mismo camino. Le desconcertaba muchísimo que algo pudiese
tener una connotación muy negativa y muy positiva al mismo tiempo. Sin darse
cuenta ya había llegado a la bifurcación y estaba girando a la derecha en
dirección a su casa. Ya había pasado la casa derruida que no creyó ver al hacer
ese mismo trayecto por primera vez, la casa en la que siempre hay un conejo
blanco en el jardín durmiendo en la misma parte y los cubos de basura que hacen
esquina con la caseta de la compañía de teléfono de la zona.
Cruzar la calle, abrir la puerta con las llaves y entrar. Había sacado
muchas veces las llaves para abrir la puerta exterior del patio de su casa, y
siempre que lo hacía sentía el mismo fracaso que a su espalda colgaba esa
noche. Era el claro ejemplo del presente que deseaba cambiar, la confirmación
de todos sus deseos no cumplidos. El anhelo de algo que no siendo suyo,
necesitaba como si su vida dependiese de ello.
Se quito las zapatillas, con mucho cuidado por si su madre dormía, las cogió
y las metió en el armario. Con mucho cuidado también, subió su las escaleras en
dirección a su cuarto y cuando se disponía a cerrar la puerta escucho una voz
que decía:
-¿Ya has llegado a casa cariño?
Era su madre que le saludaba desde la cama. En ese momento conteste:
-Si mama. Me voy a la cama, estoy demasiado cansado, mañana hablamos.
-¿Ya has llegado a casa cariño?
Era su madre que le saludaba desde la cama. En ese momento conteste:
-Si mama. Me voy a la cama, estoy demasiado cansado, mañana hablamos.
miércoles, 27 de julio de 2011
Dormir
II
Oscuridad, esa era una de las mejores cualidades de la noche y del momento previo al sueño. Al contrario que los niños pequeños que consideran la oscuridad como la mayor fuente de maldad o de monstruos de tres cabezas, o al contrario que muchos adultos que la consideran como algo de poca importancia, la oscuridad que se formaba al apagar la luz de su cuarto, era el mejor momento de paz que encontraba para darle a su mente, a su corazón y a todo lo que escapase a su control. Lo que más le atraía de esa oscuridad era que sin luz, las cosas dejaban de existir en la vida real para existir en su mente, en su cabeza y por medio de las imágenes que la vida le había otorgado de todo aquello que le rodeaba. En realidad lo que más anhelaba, de entre otras cosas, era la posibilidad de poder escapar de lo que fuese en el momento que fuera, y por eso la oscuridad se hacia su aliada. Sin luz, las cosas sólo existían en su mente, y sí estaban dentro de el, podía hacer que desapareciesen. Tan sólo tenía que crear nuevas imágenes.
Buscaba, creaba imaginado, soñaba con nuevos paisajes en los que perderse y con los que quitaría de su interior todo aquello que no quería tener. Sí una noche quería evadirse, olvidarse de su todo y dejar de sentir lo que ello implicase, tan sólo tenía que leer algún libro, escuchar la música que sintiese en ese momento o ver alguna película en su reproductor portátil con la luz apagada, relacionado todo con el mundo que desease encontrar y lo habría logrado. De no encontrar un mundo que leer, escuchar o ver y que le llevase y evadiese donde y como el quisiese, lo único que debía hacer era crearlo.
Sí algo le caracterizaba, era que aún habiendo tanta sombra en el mundo, el conseguía encontrar la belleza de casi todo lo que le rodeaba, con lo que no le era muy difícil crear el mundo en el que deseaba perderse e indagar en el, construirlo desde el inicio, repararlo, vivir en el, comer en el, soñar en el, para más adelante, vivir de el.
Se sentía realmente afortunado por poder verle la belleza incluso al viento que no mucho antes le había abrazando fuertemente por la larga calle de paredes blancas. Era fascinante, como todo podía brillar con un brillo desmedido. Era realmente reconfortante ver el todo de todo cuanto le rodeaba, era bueno, pero sólo hasta cierto punto.
Lo que peor llevaba era no poder controlar sus pasiones hacia aquello que veía, sentía, y creaba. Todo lo que el sentía, lo sentía con el corazón porque procuraba no amar o crear nada que no fuese lo que por naturaleza no es, todo aquello cuya voluntad no fuese la propia de lo querido, por razones que muy pocos conseguían entender de la misma forma que el. Esto era realmente grande porque cuando podía "amar", amaba sin control y era cuando era feliz y no necesitaba crear ningún mundo paralelo. El problema venía cuando algo se ponía entre el y su deseado y real mundo, ese era el peor de los momentos porque amar algo con todas tus fuerzas es realmente positivo cuando lo puedes tener, pero cuando no lo puedes tener o cuando tienes que vivir la realidad que el tenerlo te obliga a vivir, es como tener una cadena anclada a tus pies y estar atado a una pared en llamas siendo inmortal. Hagas lo que hagas te vas a quemar y vas a vivir para sentirlo.
Eso era algo que el sabía con certeza, pero que asumía en parte porque no le quedaba otra y en parte porque creía que merecía la pena. No se consideraba ningún cerebrito sabelotodo superior a los demás, pero sabía con certeza que su mayor fallo, fracaso y condena era no poder controlar sus pasiones, el nivel con el que amaba y deseaba, y el hecho de que en su cabeza todo pudiese existir al mismo tiempo. Se había dicho muchas veces a sí mismo que aunque el ser como era, era lo que deseaba, que no habría estado mal la felicidad del ignorante sin darse cuenta de que lo era. Sí un genio de una lámpara mágica le concediese tres deseos tenía claro que lo que nunca pediría sería ni pensar menos ya que habría obtenido una falsa tranquilidad, ni que la vida brillase como desearía porque viviría en un sueño no real, ni que las personas fuesen como su corazón necesitaba y como su corazón le pedía en susurro a cada latido, porque estaría amado un mundo creado por el, no sería más que tristeza lo único que pudiese sentir.
Sólo habían pasado 5 minutos desde que su madre le saludo al llegar a casa, desde que puso en hora el despertador y desde que se tapo y apagó la luz, y tan solo pasaron 5 minutos mas antes de que al ir a cerrar los ojos pensase que era afortunado de no ser quién debiera darle el equilibrio al mundo, porque así podría ser y querer quién quisiese ser y a quién quisiese querer.
Sólo tenía que callar su voz y pensamiento y recordar que en todo hay belleza.
Dormir
III
De nuevo, se despertó sin quererlo. Siempre solía despertarse antes de lo
normal, y dependiendo del día, no podía evitar el volver a caer dormido
retrasando el despertador o simplemente mirar la hora y si era demasiado pronto
volver a dormir hasta que diese el momento correcto. Ese día, al abrir los
ojos, vio la habitación ligeramente iluminada por la luz que entraba por la
ventana debido a un fallo de cierre de la persiana. Cogió el despertador, le
dio al botón de la luz para poder ver la pantalla y se dio cuenta de que para
ser sábado aún era demasiado pronto para levantarse. Tras esto, dejo el
despertador de nuevo en su peculiar mesilla de cama y se acurruco con intención
de dormirse.
Al cerrar los ojos, automáticamente, la gravedad de la tierra aumentó
exponencialmente su valor haciendo que su cuerpo se hundiese cada vez más y más
en la cama sin posibilidad alguna de alzar un brazo para agarrarse a algún lado
o mover la pierna para apoyarla en el suelo. Todo intento de salvar su vida era
inútil, salvarla si es que acaso estaba bajo algún peligro, cosa que no sabía.
Se angustiaba cada vez más y más. Lo que empezó siendo mucho peso sobre sí
mismo, se torno a ver como a medida que pasaban los segundos se hacía más
latente su figura hundida sobre el colchón. Las paredes que formaban la figura
de este en la cama a modo de huella humana, debido a la tensión de los
materiales que formaban la superficie, se tornaban cada vez más sobre su
cuerpo. Era como si se deshiciese por debajo para recrearse sobre el y de esta
forma fuese a caer sobre el suelo de debajo de su cama. No solía creer en esta
clase de cosas paranormales, véase fantasmas, monstruos, oscuridad y toda esa
clase de cosas. No creía en esa clase de sucesos hasta el momento en que una luz
blanca tan intensa como nunca la habría podido concebir y sin ni un solo matiz
de otro color, salió como bestia atada y castigada por el tiempo, de debajo de
la parte sobre la que estaba tumbado y la que poco a poco se deshacía para
recrearse sobre él.
Eso no era normal, escapaba a toda explicación lógica. Su cuerpo empezó a sudar, adquirió una elevada temperatura. Su corazón latía tan fuerte que incluso sentía dolor por la presión que hacia este sobre sus costillas. Latía fuertemente y a una velocidad desmesurada. Su respiración decidió adquirir el ritmo de su corazón empezando así a hacer que tomase bocanadas de aire que por grandes que fuesen y por rápido que las tomase siempre resultaban insuficientes. Empezó a moverse con intención de poder romper lo que sobre si se había creado, que no era más que colchón, y cuanto más lo hacía más se incrementaba todo lo anteriormente citado. Cuanto más lo hacía más podía sentir como su sangre ardía y como le iban a explotar las venas el corazón y todo cuanto tuviese dentro. Sentía verdadero pánico porque no se explicaba nada de lo que estaba ocurriendo y eso le desconcertaba. Comenzó a gritar y a llorar tan fuerte como sus cuerdas vocales le permitían y más de lo que debía, a la par que pensaba si acaso todo aquello era fruto de alguna droga que no hubiese sentido tomar al despertarse y apagar el despertador. Continuo gritando, llorando y forcejeando con el muro de colchón que se había creado delante de él sin darle importancia a si había tomado o no alguna sustancia estupefaciente sin darse cuenta, puesto que de ser así, alguien de su casa escucharía sus suplicas de ayuda. Sus gritos resultaban ya ensordecedores incluso para si mismo. Su cuerpo y su ropa estaba completamente húmedos por una no grata sustancia mezcla de su sudor, lágrimas y pis puesto que se había orinado encima.
Sus fuerzas empezaban a flaquear, pero notaba que lo único que podía hacer era gritar para lograr que alguien le ayudase. Ya no notaba su cuerpo, la presión que sobre este caía era excesivamente grande. Sintió como si todos su huesos se quebrasen al mismo tiempo. Perdió la movilidad de todas y cada una de sus extremidades. Todos sus músculos se contrajeron al mismo tiempo hasta el punto de modificar su posición haciendo que su dolor aumentase inimaginablemente. Misteriosamente la única capacidad que le quedaba era la de gritar y vocalizar su grito, llorar. Ya nada le importaba donde pudiese caer. Ya nada importaba. Daba igual cuanto de cegadora fuese la luz puesto que había perdido la capacidad de ver. Daba igual cuánto dolor pudiese suponer lo que estaba sucediendo porque ya no sentía. Daba igual todo, lo único que deseaba era que eso pasase o morir.
Eso no era normal, escapaba a toda explicación lógica. Su cuerpo empezó a sudar, adquirió una elevada temperatura. Su corazón latía tan fuerte que incluso sentía dolor por la presión que hacia este sobre sus costillas. Latía fuertemente y a una velocidad desmesurada. Su respiración decidió adquirir el ritmo de su corazón empezando así a hacer que tomase bocanadas de aire que por grandes que fuesen y por rápido que las tomase siempre resultaban insuficientes. Empezó a moverse con intención de poder romper lo que sobre si se había creado, que no era más que colchón, y cuanto más lo hacía más se incrementaba todo lo anteriormente citado. Cuanto más lo hacía más podía sentir como su sangre ardía y como le iban a explotar las venas el corazón y todo cuanto tuviese dentro. Sentía verdadero pánico porque no se explicaba nada de lo que estaba ocurriendo y eso le desconcertaba. Comenzó a gritar y a llorar tan fuerte como sus cuerdas vocales le permitían y más de lo que debía, a la par que pensaba si acaso todo aquello era fruto de alguna droga que no hubiese sentido tomar al despertarse y apagar el despertador. Continuo gritando, llorando y forcejeando con el muro de colchón que se había creado delante de él sin darle importancia a si había tomado o no alguna sustancia estupefaciente sin darse cuenta, puesto que de ser así, alguien de su casa escucharía sus suplicas de ayuda. Sus gritos resultaban ya ensordecedores incluso para si mismo. Su cuerpo y su ropa estaba completamente húmedos por una no grata sustancia mezcla de su sudor, lágrimas y pis puesto que se había orinado encima.
Sus fuerzas empezaban a flaquear, pero notaba que lo único que podía hacer era gritar para lograr que alguien le ayudase. Ya no notaba su cuerpo, la presión que sobre este caía era excesivamente grande. Sintió como si todos su huesos se quebrasen al mismo tiempo. Perdió la movilidad de todas y cada una de sus extremidades. Todos sus músculos se contrajeron al mismo tiempo hasta el punto de modificar su posición haciendo que su dolor aumentase inimaginablemente. Misteriosamente la única capacidad que le quedaba era la de gritar y vocalizar su grito, llorar. Ya nada le importaba donde pudiese caer. Ya nada importaba. Daba igual cuanto de cegadora fuese la luz puesto que había perdido la capacidad de ver. Daba igual cuánto dolor pudiese suponer lo que estaba sucediendo porque ya no sentía. Daba igual todo, lo único que deseaba era que eso pasase o morir.
Había perdido toda esperanza, toda idea de salvación, todo sueño, toda
noción de tiempo o realidad. Ya no le quedaba más que su llanto y su voz,
cuando de pronto todo paró. La cegadora luz desapareció. Su cuerpo recobró la
forma, posición y estado de un cuerpo normal. El dolor que había desaparecido
por la falta de sensibilidad, ya no existía no porque no sintiese, sino porque
no estaba. Sentía todo su cuerpo como si nada hubiera pasado. De pronto, se
notó seco, el sudor la orina y sus lágrimas habían desaparecido. Sus cuerdas
vocales, que le clavaban un puñal en la garganta de tanto grito, ya no le dolían.
Sus venas y su sangre, como era normal, no las notaba. Todo era perfectamente
normal. Lo único que seguía en el estado anterior era su pulso y respiración
fruto de su incredulidad hacia lo ocurrido. Intento pensar que había podido
ocurrir, pero aun estaba demasiado asustado como para ni siquiera, formular
palabra.
De pronto recordó sus ojos y al sentir su cuerpo en perfectas condiciones se
atrevió a abrirlos. En ese momento se sorprendió. Me encontraba en medio de la
nada. No podía creer lo que veía, porque no veía nada. Miraba hacia el frente,
y no veía fin. Miraba hacia abajo, y aun pisando sobre superficie firme, no
había tal superficie. Era como si existiese un suelo transparente y de material
y consistencia que no pudiese percibir y que solo se materializase en función
de si se proponía pisar o no. Miraba hacia arriba y no había fin, al igual que
si miraba hacia los laterales o donde quisiera que mirase. Lo único que podía
ver era su cuerpo ya que el emitía una luz muy tenue de color blanco rojizo prácticamente
imperceptible. Intentó hablar o preguntar si había alguien pero fue inútil ya
que no consiguió oírse hablar. Solo podía escuchar su respiración.
En ese momento frente a su cara, más o menos a un metro de sus ojos, se encendieron dos puntos rojos. Dos luces, también muy tenues. Se inclinó hacia un lado y sin pensarlo dos veces caminó hacia la nueva forma que había aparecido. Camino a su alrededor y se dio cuenta de que era como una especie de cordón alargado que flotaba en medio del aire, de color negro, de unos dos centímetros de grosor y unos veinte o treinta de longitud y que estaba formado por un humo negro extremadamente denso y que casi ni se podía distinguir del fondo. Para cuando quiso volver a ver los dos puntos rojos, estos ya no existían. Se quedo frente al cordón de humo parado pensando que hacer. En ese momento, tras parpadear una vez, el cordón desapareció. Se quedo parado pensando que había ocurrido y de golpe, sin saber el motivo, se acordó de su novia. Para cuando volvió a parpadear, se dio cuenta de que lo que tenia ante sus ojos era el techo de su habitación. Se levantó de un gran salto, comenzó a dar vueltas sobre si mismo y a tocarse el rostro los brazos y el pecho y confirmó lo que pensaba, estaba en su habitación.
Abrió la puerta de su cuarto, bajo las escaleras, entro en la cocina saludando a su perro y se tomo un zumo de naranja.
En ese momento frente a su cara, más o menos a un metro de sus ojos, se encendieron dos puntos rojos. Dos luces, también muy tenues. Se inclinó hacia un lado y sin pensarlo dos veces caminó hacia la nueva forma que había aparecido. Camino a su alrededor y se dio cuenta de que era como una especie de cordón alargado que flotaba en medio del aire, de color negro, de unos dos centímetros de grosor y unos veinte o treinta de longitud y que estaba formado por un humo negro extremadamente denso y que casi ni se podía distinguir del fondo. Para cuando quiso volver a ver los dos puntos rojos, estos ya no existían. Se quedo frente al cordón de humo parado pensando que hacer. En ese momento, tras parpadear una vez, el cordón desapareció. Se quedo parado pensando que había ocurrido y de golpe, sin saber el motivo, se acordó de su novia. Para cuando volvió a parpadear, se dio cuenta de que lo que tenia ante sus ojos era el techo de su habitación. Se levantó de un gran salto, comenzó a dar vueltas sobre si mismo y a tocarse el rostro los brazos y el pecho y confirmó lo que pensaba, estaba en su habitación.
Abrió la puerta de su cuarto, bajo las escaleras, entro en la cocina saludando a su perro y se tomo un zumo de naranja.
lunes, 18 de julio de 2011
Hoy en día soy lo que mi mente y mi corazón hicieron de mí.
Hoy en día soy lo que aquello que me da la vida, permitió que sucediese. Y sé
que puede ser más grande, pero el que siento ahora me es demasiado. Yo tuve
opción de elegir y elegí caminar entre los muertos, pues para mí ya no hay
espacio en la realidad de los vivos. Ahora vago como un recuerdo que se
sustenta en la memoria de lo que nunca existirá. Esperando para encontrar la
putrefacta carne del cuerpo que me otorgué el placer de la muerte, para poder
abandonar la vida de la misma forma que cuando la recibí, solo y en silencio.
Pues los muertos no tienen nada, luego nada pueden dar. Y cuando se te retira
el derecho a la vida, con el tiempo también se retira el recuerdo de tu
existencia. Y si no hay recuerdo no hay dolor, y si no hay dolor hay muerte.
Que al fin y al cabo es lo único que queda.
domingo, 24 de abril de 2011
lunes, 28 de marzo de 2011
Mucho tiempo ha pasado desde que el sonido, la luz, la materia y demás condicionantes se unieron para formar aquel horror llamado humanidad, llamado vida, llamado realidad. Mucho tiempo ha pasado, pero a día de hoy aun recuerdo con claridad toda aquella verdad podrida, corrupta, infectada por el virus del miedo. Aun recuerdo como se penetraron y desgarraron los principios que rigen mi humanidad, mi persona y mi vida, como en brutal violación tal que victima indefensa atada de manos y pies por cadenas de frio metal opresivas y destructivas. Como la mano del enemigo, uno mismo, traspasa tu cuerpo arrebatándote todo cuanto tienes dentro para ponerlo en mesa de carnicero para tras examinarlo y mirarlo por encima, decirte que no lo necesitas, tu vida no vale una mierda. Eres prisionero de una guerra en la que estas por placer, y como comandante de tu destino, capitán general de tus tropas y de las del enemigo, no has de temer para poder seguir el rumbo de tu camino con entereza y valor ya que cuando un día le estas dando el pan a tu familia, al día siguiente contienes el aliento bajo la lluvia y entre las plantas de una selva perdida de la mano de alguien para no ser descubierto por el enemigo, estas solo. Lo único en lo que piensas es en la sangre propia que aun gotea de tu cuerpo y en esa que no es tuya, cuando al volver la vista atrás te das cuenta de que no existe la perfección y que el precio de las cosas malas de la vida es demasiado alto como para considerarla un milagro.
Paras cuando el corazón te va a estallar porque has corrido como un conejo en una cacería para poder huir de las bestias que te siguen, te gritan y te ladran. Es el momento de la jodida perfección, la que consigues ver cuando no hay salida, la que te gustaría tener tiempo de observa lúdicamente. Y paras, y a la vez continuas porque lo único que pretendes es que si mueres, por lo menos tu cuerpo sea enterrado por algún amigo, algún ser querido, algún desconocido, algún vestigio de algo no atribuible a un delirio, juicio, carácter o sentimiento propio del enemigo, uno mismo. Y es en ese momento cuando confirmas que tu determinación nunca fue tan enérgica como la que en ese momento te arropa, porque eres persona y como tal capaz de crear del sueño, la realidad. Y es por eso por lo que de nuevo, siento en mi mano, el húmedo tacto de la sangre en mi cuchillo de guerra, ese cuyo serrado canto se ha corrido innumerables veces al degustar el sabor del llanto y del dolor. Ese con el que dirijo mi rumbo, ese que con el propio terror y horror de la guerra de la que era esclavo, apartó de mi vida la animadversión que le profesaba al mundo.
Muchos tiempo ha pasado y aun así me levanto por las noches con los gritos en mi cabeza y sus miradas en mi corazón, las miradas del enemigo, uno mismo, miradas victimas del deber.
Mucho ha ocurrido desde entonces y al final queda la realidad, soy tan libre como quiero ser, puesto que todo lo que hago, lo hago por amor. Y ahora tengo claro que cuando muera, moriré caliente en una cama haciendo una balance de una vida llena de pecados absueltos por el dios de mi religión, la luz de mi día, la luna de mi noche, el arcoíris de mi vida, de mi corazón, de mi alma.
Paras cuando el corazón te va a estallar porque has corrido como un conejo en una cacería para poder huir de las bestias que te siguen, te gritan y te ladran. Es el momento de la jodida perfección, la que consigues ver cuando no hay salida, la que te gustaría tener tiempo de observa lúdicamente. Y paras, y a la vez continuas porque lo único que pretendes es que si mueres, por lo menos tu cuerpo sea enterrado por algún amigo, algún ser querido, algún desconocido, algún vestigio de algo no atribuible a un delirio, juicio, carácter o sentimiento propio del enemigo, uno mismo. Y es en ese momento cuando confirmas que tu determinación nunca fue tan enérgica como la que en ese momento te arropa, porque eres persona y como tal capaz de crear del sueño, la realidad. Y es por eso por lo que de nuevo, siento en mi mano, el húmedo tacto de la sangre en mi cuchillo de guerra, ese cuyo serrado canto se ha corrido innumerables veces al degustar el sabor del llanto y del dolor. Ese con el que dirijo mi rumbo, ese que con el propio terror y horror de la guerra de la que era esclavo, apartó de mi vida la animadversión que le profesaba al mundo.
Muchos tiempo ha pasado y aun así me levanto por las noches con los gritos en mi cabeza y sus miradas en mi corazón, las miradas del enemigo, uno mismo, miradas victimas del deber.
Mucho ha ocurrido desde entonces y al final queda la realidad, soy tan libre como quiero ser, puesto que todo lo que hago, lo hago por amor. Y ahora tengo claro que cuando muera, moriré caliente en una cama haciendo una balance de una vida llena de pecados absueltos por el dios de mi religión, la luz de mi día, la luna de mi noche, el arcoíris de mi vida, de mi corazón, de mi alma.
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