Hoy en día soy lo que mi mente y mi corazón hicieron de mí.
Hoy en día soy lo que aquello que me da la vida, permitió que sucediese. Y sé
que puede ser más grande, pero el que siento ahora me es demasiado. Yo tuve
opción de elegir y elegí caminar entre los muertos, pues para mí ya no hay
espacio en la realidad de los vivos. Ahora vago como un recuerdo que se
sustenta en la memoria de lo que nunca existirá. Esperando para encontrar la
putrefacta carne del cuerpo que me otorgué el placer de la muerte, para poder
abandonar la vida de la misma forma que cuando la recibí, solo y en silencio.
Pues los muertos no tienen nada, luego nada pueden dar. Y cuando se te retira
el derecho a la vida, con el tiempo también se retira el recuerdo de tu
existencia. Y si no hay recuerdo no hay dolor, y si no hay dolor hay muerte.
Que al fin y al cabo es lo único que queda.