viernes, 25 de noviembre de 2011

La vida y su desbordada belleza

Yo aquí me quedaré. ¡Esposo mío¡ Mas ¿qué veo? Una copa tiene en las manos. Con veneno ha apresurado su muerte. ¡Cruel! no me dejó ni una gota que beber. Pero besaré tus labios que quizá contienen algún resabio del veneno. Él me matará y me salvará. (Le besa). Aún siento el calor de sus labios.

¿Donde está? Guiadme.

Siento pasos. Necesario es abreviar. (Coge el puñal de Romeo). ¡Dulce hierro, descansa en mi corazón, mientras yo muero!