Ese punto en el que no sabes si lo que vives es la realidad
o que la realidad es solo un desvarío de tu vida, Cuando tras mucho contemplar,
no sabes si en realidad todo aquello a lo que llaman ficción en las películas,
en los libros, en la música, en la pintura, escultura, la realidad de la
naturaleza, cuando no sabes si todo eso es real. Siglos y siglos de evolución y
seguimos escribiendo sobre los mismo reglones torcidos. Buscas en tu interior,
buscas sin darte ningún tipo de tregua. Buscas hasta que tu cuerpo no puede más
y al final lo que hay es lo que siempre hubo. En ese momento te preguntas si de
verdad acabaste con ello y ahora apareció de nuevo o si en realidad siempre
estuvo y te controló sin darte cuenta.
Es altamente volátil la mentalidad humana. Un día estas feliz y al día siguiente, tú haciendo uso de tu desmedido cinismo, de golpe decides ocultar el sol y arrancarles trozos de piel a los que te rodean para vivir en tu retomado mundo en sombras. Y sacas tu verdadera naturaleza y maldices mientras que sientes el placer que te ocasiona el no controlar palabra ni acto. Poder darle rienda suelta a tus pensamientos y emociones y sentir como te corrompen por dentro mientras que luchas por poder descargar un nuevo tipo de energía que ha nacido en tu interior.
Y se arrodilla ante ti, y elimina lo que separa tu desnudez de la realidad y saborea mientras te retuerces. Notas como se te endurece, como aumenta tu temperatura corporal y como empiezas a sudar. Se empieza a percibir poco a poco el aroma de un cuerpo desnudo lamiendo la subordinación de otro. Las piernas te empiezan a temblar y cierras los ojos. Extiendes tus manos y acoges su llamada mientras te dejas llevar. Profanas el nombre de Dios porque ya se apodero de ti. Repites su nombre sin fin mientras notas como llegas al éxtasis. Es en ese momento cuando no puedes evitar eyacular sin control. Eyaculas. Eyaculas sin parar. Y eyaculas...
Eyaculo odio sin medida, pues se percibe mi interior como el pozo de fango al que van a parar los residuos de todas las cañerías. Reposando tranquilo a la espera de que caigas en él para poder ahogarte y después quemar tus restos. Un todo recluido a palabras banas creadas por actos vacíos sin control que se escaparon del látigo de su dictador. Distribuyo odio entre mi sociedad pues todo está corrupto. Que al fin y al cabo como dijo una gran amiga, estamos hechos de la misma materia que los sueños, luego somos igual de inalcanzables. Pequeñas mentes, que crean grandes estigmas, recluidas en cuerpos inertes, inútiles y absurdos. Mentes inocentes que creen poder conseguir lo que no les es dado por naturaleza. Empeñados en luchar contra lo que no se puede ganar. Asumiendo la vida tal cual es únicamente cuando ya se tiene la espalda torcida producto del trabajo y los años. Una lucha sin sentido pues no hay opción a posible victoria mas que la victoria personal que se produce cuando asumes la derrota. Odio, pues solo bajo sus efectos comprendes las causas de millones de actos incomprendidos. Odio por todo pues sin querer violas, asesinas y desprecias la mano del que te alimenta. Odio porque es solo cuando odias cuando ardes por dentro al pasar los segundos como décadas esperando a que llegue lo que sabes que sucederá, Odio, pues solo con odio es cuando manejas los astros y sus consecuencias. Cuando tratas de ocultar lo que ni si quiera tiene forma. Creando día a día miles de imágenes con las que saciar su ignorancia y con las que poder actuar de acuerdo a tus principios. Desprendiéndote, segundo a segundo, de todo aquello que te caracteriza y que te hace humano. Viendo como ahora arrojas a ese pozo que tienes en el interior todos y cada uno de los tesoros que rescataste en tu ya muerta cruzada. Odio es tener que joderos únicamente con estas palabras por no ser capaz de escribir todo aquello que forma la realidad.
Después de todo eso, solo queda asearte, vestirte y crear, crear y crear.
Es altamente volátil la mentalidad humana. Un día estas feliz y al día siguiente, tú haciendo uso de tu desmedido cinismo, de golpe decides ocultar el sol y arrancarles trozos de piel a los que te rodean para vivir en tu retomado mundo en sombras. Y sacas tu verdadera naturaleza y maldices mientras que sientes el placer que te ocasiona el no controlar palabra ni acto. Poder darle rienda suelta a tus pensamientos y emociones y sentir como te corrompen por dentro mientras que luchas por poder descargar un nuevo tipo de energía que ha nacido en tu interior.
Y se arrodilla ante ti, y elimina lo que separa tu desnudez de la realidad y saborea mientras te retuerces. Notas como se te endurece, como aumenta tu temperatura corporal y como empiezas a sudar. Se empieza a percibir poco a poco el aroma de un cuerpo desnudo lamiendo la subordinación de otro. Las piernas te empiezan a temblar y cierras los ojos. Extiendes tus manos y acoges su llamada mientras te dejas llevar. Profanas el nombre de Dios porque ya se apodero de ti. Repites su nombre sin fin mientras notas como llegas al éxtasis. Es en ese momento cuando no puedes evitar eyacular sin control. Eyaculas. Eyaculas sin parar. Y eyaculas...
Eyaculo odio sin medida, pues se percibe mi interior como el pozo de fango al que van a parar los residuos de todas las cañerías. Reposando tranquilo a la espera de que caigas en él para poder ahogarte y después quemar tus restos. Un todo recluido a palabras banas creadas por actos vacíos sin control que se escaparon del látigo de su dictador. Distribuyo odio entre mi sociedad pues todo está corrupto. Que al fin y al cabo como dijo una gran amiga, estamos hechos de la misma materia que los sueños, luego somos igual de inalcanzables. Pequeñas mentes, que crean grandes estigmas, recluidas en cuerpos inertes, inútiles y absurdos. Mentes inocentes que creen poder conseguir lo que no les es dado por naturaleza. Empeñados en luchar contra lo que no se puede ganar. Asumiendo la vida tal cual es únicamente cuando ya se tiene la espalda torcida producto del trabajo y los años. Una lucha sin sentido pues no hay opción a posible victoria mas que la victoria personal que se produce cuando asumes la derrota. Odio, pues solo bajo sus efectos comprendes las causas de millones de actos incomprendidos. Odio por todo pues sin querer violas, asesinas y desprecias la mano del que te alimenta. Odio porque es solo cuando odias cuando ardes por dentro al pasar los segundos como décadas esperando a que llegue lo que sabes que sucederá, Odio, pues solo con odio es cuando manejas los astros y sus consecuencias. Cuando tratas de ocultar lo que ni si quiera tiene forma. Creando día a día miles de imágenes con las que saciar su ignorancia y con las que poder actuar de acuerdo a tus principios. Desprendiéndote, segundo a segundo, de todo aquello que te caracteriza y que te hace humano. Viendo como ahora arrojas a ese pozo que tienes en el interior todos y cada uno de los tesoros que rescataste en tu ya muerta cruzada. Odio es tener que joderos únicamente con estas palabras por no ser capaz de escribir todo aquello que forma la realidad.
Después de todo eso, solo queda asearte, vestirte y crear, crear y crear.