Monstruo, despierta y vive como un zombie, es tu hora. La muerte te
saluda.
II
- Gran discurso, pero contra mí no tienes nada que hacer, No, no soy la
muerte, soy algo peor. Si fuera la muerte te daría el privilegio de abandonar
esto a lo que le llamas vida para poder descansar, pero no, no lo soy. Soy algo
peor. Soy todos tus deseos cumplidos y los que nunca se cumplieron así como los
que nunca se cumplirán. Soy todo aquello que hace que se cumplan o aquello que
lo impide. Soy todos tus sueños y pesadillas y soy lo que hace que se tornen a
verdadero pánico o a placer sin límites. Soy tus prejuicios, tu personalidad,
tu miedo, tu dolor, tu felicidad, tu luz y tu oscuridad. Soy el aire que
respiras y la comida que comes. Soy tus actos y tus palabras. Tus pensamientos,
tus sentimientos y todas tus lágrimas. Soy tus cuerdas vocales desgarradas de
gritar, y soy el aire que las viola al pasar. Yo soy el que hace que ames u
odies. Yo soy tu bondad y tu egoísmo así como tu ira y tu belleza. Yo soy el
suelo que pisas y las personas con las que hablas. Soy el dolor de cabeza tras
haber bebido y el picor de la picadura tras haber sido mordido. Soy lo que ves
y no ves. Soy las drogas que consumes. Soy tu pasado, tu presente y tu futuro.
Soy todo lo que quieres y no quieres que sea, soy el ataque de toda defensa que
prepares y soy la vida que querrías tener y que nunca lograrás.
Soy la realidad, soy todo lo que tú eres y todo lo que te rodea hecho forma. Ente que camina y que te doblega. Soy la muerte de tu alma y la muerte de tu cuerpo, pero no soy yo quien te mata. Soy el sicario de tus deseos, aquel que empuña el sable con el que te manchas las manos. Soy el fracaso de todo cuanto eres y son los cadáveres del cementerio que se aposenta en tu interior los que me dan forma. Soy el que se oculta en las sombras, el que te prende estando vivo y el que observa como ardes estando consciente. Soy la voz que te ordena que despiertes y vivas como un zombie, la que te dice que tu hora ha llegado.
Soy más inteligente que tú y puedo ver lo que nunca comprenderás. Y es que si no le tienes miedo a la muerte, lo tendrás a seguir viviendo, pues soy tu odio y lo que ensucia tu realidad. Y tengo que decirte que no tienes escapatoria posible ante mí, pues no hay ningún dios al que te puedas encomendar porque no existe y porque soy tu esencia. Soy como es calor húmedo del que no te puedes despegar.
Podrás correr que yo seré tu sombra. Podrás caminar por la oscuridad y seré tu corazón latiendo. Podrás cubrirte con todo aquello que puedas obtener, y aun así seguiré estando a tu lado. Suicídate y yo seré las drogas, el puñal, la soga o el vació al que caigas.
Es inevitable, sométete a mi voluntad y evítate la lucha. Asume la vida que te otorgo porque ya perdiste la batalla cuando conseguí situarme frente a ti para hablarte. Te doy todo lo que siempre fuiste y todo lo nunca se fue, ya que, dime ¿Existió algún pasado en el que no asesinases cientos de veces cientos de castillos?
Ahora ya no es un posible final, es tu único final. Hiciste de esto algo personal al enfrentarte a mi diciéndome que te daba igual todo. Pues ahora te digo que te voy a mostrar que no eres más que un bebe recién salido del útero materno. Ahora es cuando te voy a acariciar para obligarte a respirar, cuando te voy a poner bajo el foco para que sientas calor y aprendas cuanto de eterna puede ser la palabra odio.
Soy la realidad, soy todo lo que tú eres y todo lo que te rodea hecho forma. Ente que camina y que te doblega. Soy la muerte de tu alma y la muerte de tu cuerpo, pero no soy yo quien te mata. Soy el sicario de tus deseos, aquel que empuña el sable con el que te manchas las manos. Soy el fracaso de todo cuanto eres y son los cadáveres del cementerio que se aposenta en tu interior los que me dan forma. Soy el que se oculta en las sombras, el que te prende estando vivo y el que observa como ardes estando consciente. Soy la voz que te ordena que despiertes y vivas como un zombie, la que te dice que tu hora ha llegado.
Soy más inteligente que tú y puedo ver lo que nunca comprenderás. Y es que si no le tienes miedo a la muerte, lo tendrás a seguir viviendo, pues soy tu odio y lo que ensucia tu realidad. Y tengo que decirte que no tienes escapatoria posible ante mí, pues no hay ningún dios al que te puedas encomendar porque no existe y porque soy tu esencia. Soy como es calor húmedo del que no te puedes despegar.
Podrás correr que yo seré tu sombra. Podrás caminar por la oscuridad y seré tu corazón latiendo. Podrás cubrirte con todo aquello que puedas obtener, y aun así seguiré estando a tu lado. Suicídate y yo seré las drogas, el puñal, la soga o el vació al que caigas.
Es inevitable, sométete a mi voluntad y evítate la lucha. Asume la vida que te otorgo porque ya perdiste la batalla cuando conseguí situarme frente a ti para hablarte. Te doy todo lo que siempre fuiste y todo lo nunca se fue, ya que, dime ¿Existió algún pasado en el que no asesinases cientos de veces cientos de castillos?
Ahora ya no es un posible final, es tu único final. Hiciste de esto algo personal al enfrentarte a mi diciéndome que te daba igual todo. Pues ahora te digo que te voy a mostrar que no eres más que un bebe recién salido del útero materno. Ahora es cuando te voy a acariciar para obligarte a respirar, cuando te voy a poner bajo el foco para que sientas calor y aprendas cuanto de eterna puede ser la palabra odio.