jueves, 8 de noviembre de 2012

Polvo bajo el sol II


En ese momento Juliett se quedo pensativo, sin saber que hacer, sin saber que decir y sin ganas de nada. Las palabras de Foxtrot resumían su vida y su forma de pensar, y aunque se alistó justamente para obtener el mismo fin que su sargento, Juliett no compartía su idea de obtener la paz que buscaba por medio de la violencia. Es cierto que en ocasiones la única forma de dejarles algo de paz a nuestros seres queridos, e incluso a aquellos que no conoces, es la acción, sin embargo, la vida para Juliett era demasiado bella como para ensuciarla de tal forma.
Ahora se encontraba ahí tirado, rodeado de arena mezclada con sangre, de casquillos de bala y de compañeros a los que ni conocía y por los que debía dar la vida. Todos asustados y rezando por no ser ellos los siguientes en morir. Deseando, todos, salir de esa improvisada trinchera que hizo alguna granada en algún momento.

Cuanto mas miraba a su alrededor mas se daba cuenta de que por mucho que lo intentaba no conseguía descubrir que hacía ahí. Tenía una mezcla de odio y de paz en su interior que no lograba dominar. En ocasiones no podía controlar la ira que le ocasionaba todo ese dolor almacenado y que tanto desgarraba su ser segundo a segundo. Cada cierto tiempo, alguna imagen de su pasado más doloroso resucitaba en su mente y le hundía hasta no tener fuerzas más que para hacer latir su corazón. En ocasiones, algo de su presente le evocaba algún recuerdo de su pasada y ya muerta vida, o simplemente, todo aquello que aun no había superado ganaba la batalla que libraba contra el mundo cada día. Cuando era ese sentimiento el que le dominaba, Juliett era el odio en persona. En esas situaciones daba igual quien intentase frenar sus actos, la vida le trataba como a un perro de presa entrenado para cazar y el cazaba odiando.
Otras veces, por el contrario, se hacía inmortal. Se volvía frio como el hielo y nada podía afectarle. Se dejaba dominar por la paz que en ciertas ocasiones se le presentaba. En esas situaciones llegaba a perdonar a todo aquel que le hizo daño, e incluso, se llegaba a perdonar a si mismo. En esos momentos bajaba hasta el propio infierno si con eso conseguía ayudar a los demás. Se hacía mejor persona y conseguía obviar su pasado para poder volver a amar. No buscaba grandes cosas, cualquier cosa era digna de admiración y de ser querida.

En este momento Juliett se sentía a si mismo de ambas formas. Sin embargo, ahora, gracias en parte a las palabras de su sargento, ahora sabía que la única forma de obrar era la segunda por mucho que le dominase la primera. Ahora sabía que el dolor es algo de lo que nunca se podría separar, y que no debía dominarle. Que el error reside en no respetar la memoria de lo que murió, permitiendo que nuestro pesar se adueñe de nuestra frágil alma y la guíe a través de el camino de la destrucción. Pues el mero hecho de atentar contra lo que un día fue sagrado para si mismo no constituía para Juliett mas que una falta a todas esas promesas inmortales que un día formuló.
Le debía a toda esa belleza que en su día escribió su pasado, y a sí mismo, el simple hecho de no abandonar los renglones que formaban la historia de su vida. De no dejar de caminar y vivirla en toda su amplitud y profundidad. Degustando cada elemento que la formase y viviendo hasta que su rostro perdiese su fuerza y su cabello se tiñese del color de la nieve. De forma que cuando estuviese a punto de morir, cuando se encontrase a tan solo unos segundos de obtener la paz eterna, pudiese hacer un balance de su vida y saber que aunque la vivió solo desde que se perdió siendo un niño, vivió por dos amando tanto como el primer día. Que la vida que no pudo ser, la vivió aun suponiendo todo lo que suponía.

Ahora sabía que debía salir de ahí puesto que el seguir en esa situación era un error que no estaba dispuesto a cometer. Su vida ahora estaba en el campo, lejos de cualquier tipo de civilización. Cualquier lugar en lo alto de alguna pequeña colina cerca del mar donde pudiese contemplar el infinito sin olvidar lo que le había salvado la vida, todo lo que amó. Debía salir de ahí y quería hacerlo cuanto antes y teniendo el mínimo contacto posible con el ejército al que servía.
Sin embargo, sabía que ninguno de sus superiores le dejaría marchar. Estaban en guerra y su obligación como ciudadano era la de servir a su patria. Solo los heridos podían dejar el campo de batalla.
En ese momento, giro la cabeza con intención de mirarle a los ojos al sargento que aún estaba sentado a su lado y le dijo:

<<Las flores muertas, todas y cada una de ellas, están y estarán siempre muertas. Y como simples flores que son, serán olvidadas. Y durante todo ese tiempo que aun permanezcan en nuestro recuerdo, no serán las bellas flores que fueron, no, serán la ceniza negra, triste y muerta que son ahora. Y será así para siempre hasta que no cambiemos nosotros mismos y pasemos de verlas como flores muertas a flores dormidas. Será entonces cuando toda la luz que desprendían en el pasado resucite y vuelva para quedarse puesto que nunca se perdió. Cuando podamos vivir en paz sin llorar ni sangrar. Cuando podamos despedirnos sin dejar nada atrás.
Sargento, esa paz no se consigue aquí. Esa paz muere entre nosotros a cada paso que damos frente al enemigo. Esa paz muere cuando tenemos algún enemigo. Sargento, yo necesito huir y vivir en paz. Necesito morir solo, sin pecados y haciendo que los que me juzgan estén orgullosos de mí.
Necesito huir de cualquier civilización, y no quiero que al hacerlo se me considere un desertor. ¿Entiende sargento? Estoy dispuesto a pagar el precio que cuesta esa paz.>>

lunes, 5 de noviembre de 2012

Forgotten whore

Las flores muertas, todas y cada una de ellas, están y estarán siempre muertas. Y como simples flores que son, serán olvidadas. Y durante todo ese tiempo que aun permanezcan en nuestro recuerdo, no serán las bellas flores que fueron, no, serán la ceniza negra, triste y muerta que son ahora.

viernes, 5 de octubre de 2012

That's what you get

En muchas ocasiones no somos conscientes de hasta que punto la realidad que vivimos está ocurriendo hasta que esa realidad se transforma en pasado. Y es entonces cuando nos lamentamos y lloramos.

Algo que he tardado en descubrir es que en la vida siempre hay una guerra por la que luchar y darlo todo. Los principios que nos llevan a ella siempre son triviales y mortales. Y es precisamente eso lo que hace que todo merezca la pena, el hecho de que cuando esos principios mueren te des cuenta de que nunca fueron ni tan importantes ni tan grandes como los sentiste en su día. Y nadie se salva.
Da igual que rosa contemples o huelas, siempre será la más bella y siempre olerá como ninguna otra hasta que se marchite y muera. Y ahí esta el error, clasificar de sobre natural algo que nunca podrá serlo. Porque, ¿Quién lo es en este jardín llamado vida?

Quien avisa no es traidor. Yo ya lo hice luego estoy libre de culpa. Ahora, dormir todos en paz y jamás os deis la vuelta, es posible que no os deje ver nada.

Espero que seáis felices y os arrepintáis de todo cuanto sois.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Asco


Uno de los errores más comunes de la sociedad es el de no apreciar los defectos y fallos propios. El de atribuirle el pecado a otro para intentar aliviar el dolor. El de no reconocer la realidad tal cual se te presenta.
En mi caso, además, el de esperar más de ciertas partes de la vida, y el de darle una importancia más grande de la que en realidad se merecen.

Como dijo una querida amiga, se ha de ser un poco egoísta en la vida. Es por ello que os comunico que al igual que solo hace falta la existencia de un Dios para condenar a una humanidad, solo hace falta la existencia de un necio para condenar a todos por igual.
Debido a ello os comunico que estáis todos muertos. Literalmente os digo que habéis perdido todas vuestras oportunidades. No me interesa nada de vosotros. Ojo por ojo, diente por diente.

Ese soy yo, el hijo de puta.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Repulsión


Traten de imaginar un grito desesperado producto del deseo de alguien por lograr algo que no tiene. Traten de imaginar cuan desgarrador es ese grito y hasta que punto se degrada el cuerpo de quien lo produce. Pensar por un momento la situación limite que vive ese pobre esclavo cegado por la desmesurada atracción que siente por su deseo. Hasta que punto vive subordinado a esa necesidad, que la propia bestia de la que huye torna su rechazo en excitación y lascivia dejando en su interior ni un ápice de lo que era.

Le doblega. Le hace su perro y juega con él a su antojo. Le tira la pelota y la recibe para no parar nunca. Crea una monstruosa dependencia en él. Juguetea por sus venas como el fluir del agua entre las grietas de un desierto. Le hace temer lo que debería amar, y amar lo que debería odiar.

Traten de imaginar una vida sin una sociedad a la que odiar.

jueves, 23 de agosto de 2012

Polvo bajo el sol


<< Disculpe mi sargento —dijo Juliett con voz temblorosa—.
—Que quiere soldado, no es un buen momento para hablar. ¡Qué está haciendo? Maldita sea coja ese fusil, levántese y cubra a sus compañeros.
—De eso quería hablarle mi sargento, tengo miedo señor.>>

Aquel soldado nunca había destacado mucho por sus actos, era callado, siempre entregado a sus pensamientos y siempre victima de lo que ellos conseguían hacer de él.
Se alistó en el ejército por su amada. Amaba y odiaba al mismo tiempo, y lo único que podía hacer para lidiar contra tal lucha, era luchar de verdad. Luchar por encontrar o crear algún tipo de paz. Algo que le concediese el perdón que tanto ansiaba y por el que moría día a día. Aunque se forzaba a no creerlo, estaba allí porque necesitaba huir para no volver a todo lo que su vida le ofrecía.  Carecía de cualquier tipo de sentimiento patriota. Conocía la situación, sabia que había que hacer algo, sabia que el mundo podía ser un lugar bello, pero aun así, su principal interés era hacer algo correcto antes de irse. No estaba allí para lograr medallas que lucir ante su gente como algunos de sus familiares, no deseaba nada de eso, de hecho, todo le daba miedo. Cualquier tipo de sonido o ruido salvaje que se escuchaba en mitad de la noche le desvelaba. Lo único que deseaba, era volver a alguna casa y llorar porque ni tenia un hogar al que volver ni podía encontrar un fin en el que morir sin que eso le diese miedo.
Todo le aterraba, pero aun así, debía enfrentarse a todo aquello a lo que sus superiores le ordenasen. Sin embargo, en esta situación, lo único que tenia en mente era lo que allí estaba ocurriendo. No podía quitarse de la cabeza las miles de imágenes de compatriotas, mucho mejor preparados que él, cayendo nada mas alzar su cuerpo para iniciar la marcha contra los denominados “Charlies”. Sabía que no podía expresar su miedo ni acobardarse con tanto honor desbordado por todas partes. Lo único que podía ver era como un puñado de jóvenes, armados solo con un fusil y algunas granadas en el cinturón, corrían hacia la muerte. Como se derramaba sangre por todos los rincones del terreno tintando cualquier rio que por allí circulase. Sabia que nunca se perdonaría no ir en su ayuda y eso le sorprendía, él nunca fue patriota ni se intereso por otra persona que no fuese su amada.
Era demasiado para él pero aun así sabia que no podía abandonar y era consciente de lo que le acababa de decir a su sargento.

<<¿Miedo? —Preguntó con una mezcla de sorpresa y exaltación el veterano sargento de primera apodado como Foxtrot —, ¿Miedo dices? Dime chico, ¿Crees que yo tengo miedo?
— No lo sé señor —respondió Juliett con la voz más temblorosa aun—. Creo que ahí fuera puede morir y creo que si no tuviese miedo habría perdido la verdadera idea de lo que supone vivir señor.>>

Por un instante no pudo creer lo que había dicho. Sentía, sin saber exactamente porqué, que aquello podía constituir una ofensa para el sargento.
El sargento siempre fue considerado como un hombre duro, firme y sin miedo a nada. Nadie pisaba tierra hasta que él no había inspeccionado la zona y la había librado de lo que en ella pudiese haber. No tenia reparos a la hora de sacar su arma y disparar contra todo aquello que atentara contra la seguridad del ejército y la patria a la que servía, tal y como él siempre pregonaba. Era un hombre al que le excitaba la sensación que le producía el ejecutar una defensa contra un ataque, una condena, o en general, cualquier tipo de acción que le permitiese actuar severamente contra lo inmoral. Era notablemente radical pero justo.
Juliett sabía que decirle lo que le había dicho a su sargento, un hombre al que temía hasta el propio miedo, no era del todo correcto si valoraba su vida. Sin embargo, pensó que ya que iba a morir junto a sus compañeros,  por lo menos morir diciendo lo que pensaba.
En ese momento, el sargento, que estaba a diez o quince metros de distancia, cogió su fusil, se puso de pie, y caminó lenta y sosegadamente hacia él mientras las balas jugaban a silbar a su alrededor. Según lo hacía, algunos de los compañeros de Juliett le aconsejaban al sargento que se agachase y fuese a gatas. Algunos incluso comenzaron a alzarse para abrir fuego contra los Charlies e intentar desviar la atención para que el sargento no resultase herido.
Cuando el sargento llegó a la posición de Juliett se paró y se quedó frente a él. Mirándole fijamente con esos profundos ojos azules ya cansados producto de los años de duro trabajo. Juliett, nervioso, le miro fijamente mientras notaba como el resto de sus compañeros se ponían cada vez más y más tensos.

<<¿Qué hace mi sargento? —Preguntó exaltado Juliett—, ¿no se da cuenta de que puede resultar herido?
— ¿Y que pasaría si eso ocurriese? —El tono del sargento parecía cansado—, ¿Qué pasaría si alguna de las balas que me rozan, acertasen?
— ¡Por el amor de Dios Foxtrot, haga el favor de agacharse! —Cada vez se sentía mas sorprendido de sus reacciones. Siempre supo que no tenía mucha paciencia, pero lo que no conocía de si mismo era que su paciencia podía ser tan limitada como para darle una orden a su superior—
—Relájese soldado, relájese. Nuestra hora llegó cuando alguno de esos chupatintas que deciden el futuro de los hombres creyó oportuno que esta guerra tenía sentido —Respondió suavemente el sargento mientras se agachaba y se acomodaba junto a Juliett tranquilamente—. Dime soldado, ¿Por qué lucha usted?>>

En ese momento, Juliett miró rápidamente hacia sus compañeros, los cuales le miraban fijamente con una mezcla de intriga y sorpresa por la situación que estaban presenciando. Juliett sabia claramente cual era su razón para estar ahí, sin embargo, era demasiado personal como para compartirlas con el sargento y sobre todo con sus compañeros.
La mayoría de los soldados que le rodeaban eran hijos de militares que a su vez tenían ascendencia militar. Los que no tenían familia, iban en busca de una a la que servir y con la que compartir los últimos minutos de vida. Otros muchos, simplemente, odiaban y necesitaban dar rienda suelta a sus pasiones. ¿Cómo podía él decir que lo que le había llevado a eso era el amor?

<<Amor, mi sargento.
—¿Amor? —El sargento se asombró de su respuesta—, ¿Cómo algo tan bello te ha podido traer a un lugar como este?
—No lo sé señor. Vine aquí con unos ideales, y ahora me encuentro perdido en medio de la nada que yo mismo he creado.>>

El sargento cada vez parecía más y más sorprendido de las respuestas del introvertido soldado Juliett

<<¿Amor por qué?
—Amor por la persona a la que amo.
—Disculpe soldado, pero, ¿Su esposa no murió antes de que usted se alistase?
—Si señor —El tono de Juliett cada vez era mas oscuro y apagado—. Por eso estoy aquí, por amor.
—¿Cree usted joven, que viniendo aquí va a encontrar la cura a ese dolor que siente? ¿Cree que la muerte le hará recuperar a su esposa?, ¿Cree que la muerte le llevará a ella?
—Ahora mismo no se ni quien soy señor. No tengo nada claro. Me alisté para luchar por una causa. Para luchar por la paz y morir dejando algo bello. Me alisté para no morir en vano. No quiero seguir caminando pues ya nada me ata a un suelo sobre el que caminar, pero tampoco me quiero ir habiendo fracasado y sin nada.
Sin embargo, ahora tengo miedo. Ahora no estoy seguro de que ningún tipo de lucha que libre aquí vaya a servir para algo. El mundo está corrupto y los bosques por los que hoy morimos, jamás volverán a florecer. Las vidas que hoy se apagan, nunca volverán a brillar. El silencio que poco a poco creamos con la devastación con la que firmamos nuestras vidas, jamás dejará el lugar en el que nace. Mi única pregunta ahora es, ¿Qué hago con mi vida si no tengo ni una cama sobre la que dormir, ni una causa por la que luchar? ¿Qué hago si no tengo ganas ni de vivir, ni de morir?>>

El sargento le miró fijamente, era curioso como en plena guerra alguien podía encontrar tiempo para esa clase de sentimientos. Miró al resto de los soldados que le rodeaba y a continuación miró al suelo. Extendió la mano y cogió algo de tierra, y la dejó escapar entre sus dedos. Después de esto, con la misma mano, arranco una de las pocas flores que quedaban intactas por la zona.

<<Dime soldado, ¿Cuánta vida crees que le quedaba a esta flor?
— No lo se señor, supongo que no mucho teniendo en cuenta la escena.
­— Soldado, todo ser vivo nace y muere. Todos y sin excepción. Esta flor tuvo la desgracia de vivir en un plano en el que lo único que podía encontrar era destrucción. Sin embargo, piense, con sus actos usted ha cambiado el destino de esta flor. ¿Qué piensa o siente si le digo que esta flor ha pasado de morir aplastada por cualquiera de nosotros, a morir arrancada por las manos de uno de los que esta destruyendo su hogar para explicar la belleza que tiene aun antes de morir?
— No lo se señor. No se muy bien como afrontar las preguntas que me hace. A mí, el nuevo destino de esa flor me evoca belleza.
— No cree saber responder, pero lo esta haciendo y bastante acertadamente —Dijo el sargento con una pequeña sonrisa dibujada en el rostro—. Y, ¿Por qué belleza?
— Me parece irónico que en medio de una guerra, usted hable de la vida de una flor. Es una flor bonita y aunque ahora solo huelo a pólvora y muerte, estoy seguro de que esa flor huele como un amanecer en paz y armonía. A mí, esta situación me parece bella.
— Le contare una historia soldado. ¿Ve aquel árbol de allí? —Le pregunta el sargento mientras señalaba con su negruzco dedo un árbol solitario y encorvado en medio de una llanura— ¿el que está junto nuestros colegas del cuarto regimiento?, ¿puede verlo?
—Creo que si sargento.
— Hace ya muchos años vine aquí con la que por aquel entonces era mi mejor amiga y mi futura esposa.
— ¿Aquí mi sargento? —Se pregunto que le relacionaría al sargento con ese lugar, territorio enemigo desde hacía mucho tiempo. Pensó que lo mejor era no preguntar por la relación por como se lo pudiese tomar—, ¿a cuanto está esto de su hogar mi sargento?
— Está a mucha distancia soldado, escuche mi historia y lo entenderá todo.
— Lo siento seño, continúe.
— Lo cierto es que por aquel entonces yo ya estaba completamente enamorado de ella y ella de mí, sin embargo, yo, por aquel entonces no era más que un chiquillo de tu edad, no supe verlo. Aparqué un Ford Eifel que alquilé con el poco dinero que me dejó mi padre a su muerte. Llevábamos comida, un mantel, bebida, cubiertos, platos, vasos y servilletas en una preciosa cesta de mimbre con unos lazos de cuadros blancos, rojos y rosas.
Como te digo, aparqué el coche, me baje y la abrí la puerta. Ella salió del coche y se sacudió un poco, y se giro hacia mí. Oh, Dios mio muchacho, jamás había visto tanta belleza junta. Era primavera y hacia sol, pero un sol agradable, un sol que iluminaba todo cuanto había a nuestro alrededor pero sin elevar demasiado la temperatura. Había un agradable frescor en el ambiente y encima corría algo de brisa. Era todo perfecto.
Yo estaba bastante nervioso, mis orígenes son humildes y procuraba ser correcto a la hora de comer y a la hora de tratarla. Estaba tan preocupado por hacerlo todo perfecto, que cuando ella me contaba las pequeñas cosas de su día a día, yo no conseguía escucharlas todas. Estaba luchando por no perderme en su belleza, por atenderla como se merecía, y escuchar todo aquello que me contaba.
Comimos tranquilamente, al menos ella y el paisaje lo estaban. Comimos y al acabar, saque un pedazo de tarta que se empeñó en comprar al verlo en un escaparate de una tienda cercana al lugar donde alquilé el coche. Cuando terminamos de comerlo, me tumbé en el suelo y ella me miró con una sonrisa en la cara y me dijo “que cómodo estas tu no?”, a lo que la respondí “Túmbate junto a mi y disfrutemos de las vistas”. Y así lo hizo. En ese momento yo era feliz soldado. Estaba con la persona a la que amaba, disfrutando del más bello de los paisajes que jamás haya podido contemplar y escuchando su voz y su respiración en todo momento.
De golpe, la di las gracias. Sentía que tenía mucho que agradecerla y aunque sabía que no debía hacerlo, puesto que no tenía nada que agradecer ya que su comportamiento era el de una simple amiga, aun así lo hice. Claro está, ella me preguntó que porque la daba las daba las gracias, a lo que yo no supe que contestar.
En ese momento, se incorporó, se sentó sobre mi vientre, y con su habitual sonrisa cincelada sobre su rostro me dijo “te amo”. Soldado, en ese momento me hice inmortal.
Me quedé pensativo unos segundos, y la besé. Soldado, jamás he visto nada tan bello como ella en ese momento. Su melena brillaba y sobre su cara se dibujaba en forma de sombras las hojas de los arboles que jugaban con la luz del sol. ¿Sabe que hicimos después soldado?
— No, señor.
— Recogimos todo, nos subimos en el coche, fuimos a la iglesia más cercana y nos casamos.
— No sabe cuanto me alegro por usted señor. ¿Por qué me ha contado esta historia?
— Mi esposa murió un año y medio mas tarde de que nos casásemos muchacho, y con este, hace veintiséis años que no la veo. Antes preguntaste que a cuanto estaba mi hogar de este lugar, y yo te contesto que está a muchísimos kilómetros y que yo nunca habría podido llegar hasta aquí y menos acompañado. Efectivamente ni mi esposa ni yo estuvimos nunca aquí, este territorio es territorio enemigo desde hace muchos años. La historia que te he contado sucedió exactamente igual solo que en otro lugar a unos cuantos cientos de quilómetros de nuestras respectivas casas. Pero soldado, piensa si sería posible que lo mismo que me ocurrió a mí en aquel árbol, le hubiese podido ocurrir a alguno de los nativos de esta zona en aquella época en la que lo único que había aquí era paz.
— Supongo que sí.
— Yo creo que sí. Soldado, cuando no te queda nada, lo mejor y lo único que puedes hacer es morir en paz. Y si no encuentras esa paz, la creas. Es posible que no obtengas nada a cambio, es posible que ni si quiera obtengas el gratificante sentimiento de saber que has hecho algo bien, pero aun así, debes actuar siempre correctamente. ¿Crees que estamos aquí principalmente para salvarles la vida a los nativos que están muriendo? Eso es caridad y una de las razones de por las que estamos aquí, pero no la principal. A mi parecer, la principal razón de estar hoy muriendo por gente que ni conocemos, es la de terminar con esta guerra para darle a los que vengan y vivan aquí en un futuro, la oportunidad de vivir una vida saboreando toda su belleza.
En ocasiones el dolor nubla nuestro juicio. En ocasiones el dolor se acentúa cuando descubres que por mucho que hagas, nadie ni nada te concederá un segundo de alivio.
En ocasiones el dolor puede incluso llegar a hacer que no desees continuar. Pero aun así, siempre has de irte intentando dejar el mundo de la mejor forma posible dentro de lo que esté en tu mano.
¿Por qué crees que lucho? ¿Por defender mí patria? Eso es lo que yo consigo hacer que creáis. ¿Quieres que te cuente un secreto muchacho?
— Por supuesto mi sargento.
— La vida me arrebató lo único que amaba en este mundo. Mientras me queden fuerzas, yo lucharé para que nada mas que la vida pueda arrebatarle a alguien aquello a lo que ame.>>

sábado, 18 de agosto de 2012

Odio


La innegable y evidente degradación de todo cuanto existe. El nacer de la mas bella y simple flor, nacida en mitad de la nada, y aun así vive. Se alza, se dibuja a sí misma, y se da vida al tiempo que rompe con su belleza la sombra y el silencio. Y vive mientras segundo a segundo ve pasar días enteros, iluminando la vida con la intensidad de su color. Despierta cada mañana, el pequeño mundo que forma su paisaje, con el fresco y agradable perfume que crea el rocío sobre sus hojas. Porque hasta la mas fría noche crea belleza al morir, llorando y bañando la naturaleza con sus lagrimas.
Y a medida que pasa el tiempo, el perfume deja de olerse poco a poco. El vivo color que iluminaba el día y la noche, comienza a desteñir haciendo que la pobre e indefensa flor palidezca. El peso de los años hace que esta pierda la fuerza que alzaba sus inmortales pétalos, ahora perenes, delicados y moribundos.
Gasta su último aliento en vano un intento por contemplar, por última vez, el mismo cielo que un día la dio vida. El eterno gris es lo único que queda ya, el único atisbo de una vida pasada. Ahora no es más que el recuerdo fugaz y condenado de lo que un día fue un don preciado.

 La vida y su excesivamente desbordada belleza. Tan desbordada, que incluso la muerte es una bella danza para aquellos que saben apreciar su complejidad.

Creo firmemente que el error no consistió en que se diese la situación, sino en no aceptarla como lo que era, el único camino posible. Algo adecuado a mí, de hecho,  lo único a lo que puedo aspirar.
No fueron los demás los incorrectos, fui yo el que falló al no dar prioridad a aquello que la tiene.
Cada uno tiene la vida que le corresponde, y a mí, la gente que me rodea, aquellos a los que amo y que se supone que me aman, me han demostrado cual es la mía.
Ahora he comprendido que el fin no consiste en si debe existir o no un alma como la que yo he descubierto, sino en como viviría de existir. Y yo, aprovecharé esa condena que todos sufrimos, la débil voluntad que nos hace humanos, para desaparecer sin herir a nadie al marcharme. Aprovecharé todo aquello que nos hace fallar, para irme sin dejar huella. Y me iré donde nadie podrá encontrarme.

Es triste, pero ya no es el pan el que me da de comer y el agua la que sacia mi sed. Ya no es el sueño el que descansa mi cuerpo. Ya no es la luz la que guía mis pasos y la oscuridad la que los frena. Hace tiempo que no es nada de lo que me rodea lo que controla mi vida. Pues fue el odio el que cinceló mi alma, el que la dio vida y el que la controla.
Ahora no huyo de lo que proporciona dolor, pues todo me enseñó a no huir. Ahora soy yo quien duerme junto a todos aquellos recuerdos que desangraron y desgarraron todo cuanto fui. Pues solo recordando es como logras no sorprenderte y sufrir más de la cuenta al volver al mundo en el que vives.

Y así es como no huyo de lo que me ajusticia, no dándole razones para ello. Así es como vivo en paz, caminando y sufriendo en soledad. Viviendo donde nadie pueda verme caer. Así es como lucho para retomar la oportunidad de vivir como lo haría cualquiera. Ahora no hay ningún tipo de debilidad con la que el mundo pueda jugar.

Ahora es cuando mi voluntad se hace de hierro, pues los principios que la guían son tan oscuros como para nublar a todo aquello que intente torcerla. Ni yo soy subordinado a ellos ni ellos a mí, y aun así, ambos sufrimos la fusta en nuestra ya encorvada espalda. Y aun así gozamos de su tacto.

Y aquí es donde acaba todo cuento, pues os he arrancado los ojos y he taponado vuestros oídos para que ni veáis ni escuchéis. Para que caminéis ciegos, sordos y, claro está, mudos, por la tierra por la que yo pise. Para que no sea más que el escalofrío que os recorre el cuerpo al notar algo a vuestras espaldas. Pues para vosotros no seré más que el polvo que se amontone en la biblioteca junto a vuestros recuerdos. Pues nada obtendréis por mucho que pidáis, ya que, junto con los vuestros, también destruí  mis sentidos para que por primera vez, mi voluntad y deseo se hagan inmortales.

Ahora, por primera vez, no hay vuelta atrás. Ahora todos vosotros podéis seguir disfrutando de vuestra ignorancia.

Mis más cordiales saludos.

sábado, 11 de agosto de 2012

Vuelta a casa


Una de las cosas más difíciles que he hecho en toda mi vida, es aceptar mi vida tal cual se me presenta. Aceptarme a mi mismo y a la clase de persona que soy. Aceptar mis debilidades y no derrumbarme ante ellas. Y lo mas difícil, aceptar que el pasado, sea reciente o lejano, pasado es y por lo tanto, inmutable.

Durante mucho tiempo he vivido creyendo conocer la forma correcta de no caer sin tener que arrastrar a los demás.
Durante una época viví dando rienda suelta a mi naturaleza sin importarme quien pudiera contemplar o luchar contra ella desde fuera. Y viví así hasta que precisamente ese matiz de belleza que tiene la vida, me demostró que no se debe vivir subordinado a las pasiones que nublan el juicio.
Un tiempo después, esa naturaleza viva y fogosa, se sentó a mi lado y muy cordialmente me hizo comprender que ella, al igual que yo, estaba creciendo y que le faltaba aliento para respirar. En ese momento, creí que la clave estaba en otorgarle al mundo la visión mas detallada posible de aquello que nos privaba de bienestar, y mas concretamente, de aquel odio que dominaba y domina la base sobre la que camino.
Esta decisión nació fruto de la búsqueda de un atisbo de luz que me otorgase un segundo de alivio. Creía que si conseguía tal propósito, conseguiría que todo ese odio fuese un poco saciado sin que nadie resultase perjudicado, sin hacerle daño a nadie.
El error se hizo perceptible cuando descubrí que nunca debí haber actuado así.

Desde el primer momento en el que naces estas solo. Naces solo, vives solo y mueres solo. Todo aquello que te rodea, desde las personas hasta la vida misma, no son mas que los adornos de colores del pino de navidad que al acabar esta, volverán a la caja de la que salieron para dejar sus moribundos brazos caídos y sin fuerza por el peso de toda esa belleza en forma de bolas llenas de vida. Y eso es todo.
Puedes jurar mil palabras y vender tu alma y tu piel por una causa, y aunque consigas que tu deseo se haga realidad, el sentimiento y la vida de este, acabaran muriendo. Y morirán porque al fin y al cabo, nada vive eternamente.
El principal error es creer que esto no sucederá y no estar preparados para ellos aun cuando nuestro subconsciente nos grita a voces la realidad y que es lo que debemos hacer.

Ahora, mucho tiempo después, me doy cuenta de que no solo no se debe vivir subordinado a nada que nuble tu juicio, sino que encima nunca debí darme a la senda del odio aunque solo me destruyese a mi. Es ahora cuando me doy cuenta de que ya que nací, viví y moriré solo, que solo yo debo tener lo que es mio. Solo yo debo conocer, disfrutar y llorar de todo aquello que me suceda. Solo yo debo tener conocimiento de ello pues todo eso será lo que forme mi tumba. Solo yo aunque solo sea odio lo que quede.

Los sentimientos, el conocimiento de una vida y la relación que se establece con ella son como piezas de fruta sobre una bandeja de oro, increíbles placeres cuando se está hambriento y privilegios prescindibles cuando se tiene el estomago lleno, pero siempre, esclavos del tiempo que determina cuando han de pudrirse y morir.
El tacto, sentimiento e intención con el que nuestros semejantes se acercan y conviven con uno mismo, lamentablemente envejece y muere. Toda esa forma de convivir con los demás, nace y rebosa felicidad y belleza, y a medida que pasa el tiempo, como todos, ve su espalda torcerse y deteriorarse hasta que muere. Brilla sin límite de una forma mágica plagada de sueños y deseos, hasta que poco a poco, deja de brillar y se apaga.

Entonces, en ese momento haces balance de toda tu vida y descubres que no puedes abandonar el camino porque el camino es lo único bello que nunca morirá, pero si que puedes decidir como vivir.
En este punto lo único que hay en tu vida es una pregunta que se instala en tu interior, se propaga como un virus y vuelve todos tus ideales contra ti mismo. ¿Por qué vivir compartiendo si no hay nadie con quien compartir?


Soy una mota de polvo que se alzó en tan solo unos segundos y que viaja en el tiempo mientras duran las corrientes de aire que me transportan. No hay nada que decir y no diré nada nunca mas, pues no hay razones para ello.

Va a ser complejo el aterrizaje, el mas complejo que jamás haya efectuado nunca, pero ya no me queda otra opción.

miércoles, 1 de agosto de 2012


Todos y cada uno de los caminos están vacíos. Solo queda el polvo que levantamos al andar. Ese que se alza y brilla a medida que nos acercamos y el mismo que se apaga en segundos cuanto más vivimos.

Aprendemos a observar el mundo, escucharlo y sentirlo para comprender que algún día te irás con lo mismo con lo que viniste. Para entender que solo un nombre firmará mi última y fría imagen. Solo uno y no será el mio.

La vida no se pierde cuando el cuerpo no responde, sino cuando el alma no tiene razones para ello.

miércoles, 25 de julio de 2012

Adiós


Cuantos caminos diferentes he recorrido intentando hallar un pequeño paraíso en el que perderme para poder ser feliz. Cuantísimo tiempo llevo haciéndolo y cuantos paraísos diferentes he buscado. Y que pocos han sido los que he obtenido siendo el último el eterno.

He sido el bien personificado, la imagen de una sonrisa. He abierto los ojos viendo el luminoso y bello cielo y he subido a él. He sido inmortal y me he sentido egoísta por tenerlo todo.

He besado el dolor por voluntad propia. He sido inmortal pues nada conseguía hacerme caer. He sido sincero y he luchado con y contra mis enemigos. Cada una de las veces que sangraba, era mi propia mano la que me curaba. He seguido con fortaleza el arduo camino que me creaba y que se me presentaba. Daba igual cuanto de oscuro podía ser el camino que yo sabia seguir. Pues llegaba la noche y siempre tenía una luna que me iluminase.

He muerto una y mil veces y no he vuelto a vivir. He resucitado como recuerdo para poder perderme en el olvido y no dejar cadáver a mis pies. He envenenado ríos con mi llanto y coloreado océanos con mi sangre. Vendí mi alma al mal para obtener un ápice de alivio. Me día a la dejación para que hiciera de mi lo que siempre debí haber sido.

Indago con placer y deseo en las turbias y espesas aguas que forman el mar en el que os ahogo. Y a medida que lo hago, saboreo detenidamente la sangre que derramáis.
Os contemplo y os admiro. Envidio vuestra fortaleza para convivir con la ceguera que nubla vuestro juicio. La deseo y necesito. Necesito no ser consciente de la sombra y silencio que crean mis actos.
Necesito no odiar o hacerlo sin límite ni reparo. Olvidar o correr insaciablemente detrás vuestra hasta que mi corazón se parta en dos por no dar respuesta mi cuerpo. Necesito compartir con vosotros cuan eterna y lasciva es la mirada que tu propio interior te otorga cuando no quieres saber nada de él. Necesito demasiado ahora que no puedo tener nada.

Cada vez noto mas y mas lejos la voz y el recuerdo que me atormentan. He vivido tanto y he buscado tantos paraísos diferentes que ahora que por fin lo encontré me sabe a poco. La única manera de mantener esto vivo es odiándolo y asesinándolo día a día como si no hubiese un mañana. Es luchando contra el olvido y contra la vida que trata de enterrarte en un ataúd ocupado cualquiera.

Mi vida no me la arrebata nadie, solo yo puedo  dirigirla, dominarla y doblegarla. Porque al fin y al cabo es un todo lo que dirige esta clase de presente ante mi, ante mis pies, y soy yo quien no lo acepta. Pues es mi mano la que ejecuta. Y ya que no puedo ni olvidar ni correr, dejemos que sea la madera, el frio y la soledad los que junten mis pies, cierren mis ojos y sellen mis labios.

viernes, 20 de julio de 2012

Detonantes


Detonantes.

Todo comienza siempre con algún detonante. Algo que rompe la estabilidad y la paz por la que luchas cada día.

Lo fácil que es odiar y lo placentero que es hacerlo en silencio. Pasar de la armonía al oscuro fuego que alimenta la ira.
No es correcto ni se te permite actuar mal. No puedes gritar o golpear aquello que te perturba. Ni puedes ni quieres.
Sin embargo, a medida que avanzas, todo aquello crece y crece. Y cuanto más crece mas se revela contra ti.

Es en ese momento cuando libras tu propia y despiadada lucha épica contra todo lo que te rodea en la que el silencio es la única arma posible.
Con cada golpe que asestas te das cuenta de todo lo que muere a tu paso. Y aun así continuas. Asumes que la vida es bella y puta, y que tu bolsillo está vacío. Debido a ello, te vendes aun más al lado oscuro de tu alma y sigues sus ordenanzas con firmeza y decisión.
Te haces su lacayo y cuanto mas caes mas placer sientes. Surge en tu interior un cosquilleo que te alienta a seguir caminando hacia esa meta. Tus ojos ya no se sorprenden, han aprendido a adaptarse a la oscuridad.
Cada vez estás más defendido de los demás y de ti mismo. Ya no tiempla el pulso cuando se trata de herir.

No hay caras conocidas, ni recuerdos que recordar. No hay consejos que seguir ni leyes que respetar. No hay amigos ni conocidos. No hay familia. No hay nada.

jueves, 19 de julio de 2012

Que os jodan

Comprendo que el egoísmo, que según mi opinión es inherente al ser humano, le lleve a la gente a actuar voluntaria e involuntariamente únicamente por su propio beneficio. Comprendo que el padecer esta cualidad no positiva traiga consigo un efecto secundario y no siempre presente basado en la falta de respeto por los demás.
Pensando desde un punto de vista racional, es lógico que el egoísmo en ocasiones desemboque en un comportamiento carente de respeto por los demás puesto que el egoísmo no es mas que un desmedido amor propio que obliga al sujeto a preocuparse únicamente de si mismo sin tener en cuenta a los demás.

Lo comprendo todo. Lo comprendo pero aun así no lo veo normal. Creo firmemente que quien es egoísta, tanto si orienta sus actos como si no lo hace, lo es porque desea serlo o porque no le importa serlo.
Ser egoísta no siempre es malo. Alguien que es egoísta por guardar lo suyo sin perjudicar a los demás, bajo mi forma de pensar, no es no correcto.
Alguien que es egoísta y obvia la necesidad de su prójimo cuando podría no obviarla, a mi parecer es no correcto, pero como persona libre que es, puede hacer lo que quiera y no por ello está obrando mal.
Alguien que decide obviar y sacrificar no solo una necesidad, sino el bienestar de otra persona con tal de conseguir su propio beneficio personal, según lo que yo creo, ese alguien no solo no esta siendo correcto sino que encima no esta obrando bien. Y eso está mal.

No soy nadie para hacer juicios de esta clase. No soy nadie para decir que está mal y que no, pero creo que hay cosas que la lógica no puede obviar.

A mi personalmente lo que mas me irrita no es el egoísmo, que si, me irrita y mucho. A mi lo que mas me cabrea es el hecho de que se te falte el respeto únicamente porque es necesario hacerlo para lograr un fin.
Mi pregunta es: ¿Vivimos en sociedad y aun así, tu que me conoces, te ves capaz de pisarme por lograr lo que deseas?
Quizás la pregunta mas adecuada sea: ¿Qué y cuanto valoras lo que te doy si me respondes así?
Hay un sinfín de preguntas que podría hacer, pero las mas importantes y representativas son esas dos.

Llegados a este punto la situación es que quien tienes a tu alrededor desprecia lo que tu le das cuando decide despreciar lo que sabe que te hace bien o mal.
Y entonces es cuando te ves en ese difícil momento en el que te planteas si seguir siendo correcto o no serlo. Sea como fuere, la decisión está tomada, nadie volverá a recibir nada de mí. Como dije hace tiempo, todo el mundo te falla y mejor es prevenir que curar.

Entonces, en el final de la carretera, eres sincero contigo mismo y te das cuenta de que no se puede obviar lo que se es por naturaleza. No puedes prescindir de la excitación que te produce volver a la vida que nunca debiste abandonar.
Y de nuevo, siento en mi mano, el húmedo tacto de la sangre en mi cuchillo de guerra.

Episodio 1:

Soy un perro de presa entrenado para cazar. Soy todo cuanto no deseas en tu vida. Os odio y en cuanto me deis la oportunidad os voy a traicionar. Os vais a dar cuenta de que se debe y que no se debe hacer.
Os voy a enseñar que no se puede pretender acariciar al perro al que una vez pegaste.

martes, 10 de julio de 2012

La caida

Y así es como decidimos matarnos los unos a los otros todos y cada uno de los días que pasamos juntos. Cuando actuamos de forma que al final solo nos beneficiamos a nosotros mismos, aun cuando nuestras intenciones eran buenas.

El hombre no esta preparado para llevar a cabo actos desinteresados. La sociedad es demasiado egoísta como para permitir que un solo hombre pueda no ser un necio. Y es que somos necios cuando decidimos obviar el hecho de que con un poco de esfuerzo podemos vivir en colectividad de una forma mucho más placentera. Somos unos necios cuando no nos damos cuenta de que somos egoístas por no ceder un poco por los que tenemos alrededor para de esta forma, intentar hacerles un poco mas feliz con un poco de esfuerzo y sacrificio personal.

Esto no puede pasar. Cuando no es el mundo que nos rodea el que nos ata para hacernos sus lacayos, es el dolor personal que sentimos cuando intentamos avanzar y hacernos mejores personas.
Porque al fin y al cabo, por mucho que lo intentemos, siempre buscamos algo de beneficio personal. En algunas ocasiones es algo a cambio, en otras la satisfacción personal de ver que con tus actos haces feliz a alguien y en última instancia, el hecho de saber que aunque tus actos no sean reconocidos como algo bueno, haciéndolos, haces lo correcto. Es esa la lucha personal que todos libramos en nuestro interior, la de hacer algo libre, sin ataduras.

El problema aparece cuando tú, dominado por tu condición humana, empiezas a notar sobre tus hombros todo el peso que generan las mil y una puñaladas que te va clavando todo aquel al que te acercas. Cuando te das cuenta de que por mucho que hagas por los demás, al final, lo único que obtienes es el hecho de que nadie hará por ti lo que tú haces por los demás. El hecho de ver como somos capaces de pedir todo cuanto podamos desear, hasta el punto de llegar a exigir y dominar, sin pararnos a ver que es lo que determina a los demás. Como nosotros nos plantamos frente al mostrador y le exigimos al dueño de la tienda que nos ofrezca todo lo que deseamos sin perder ni un solo segundo y sin detenernos a ver si él puede o no.
El problema llega cuando intentas marcar la diferencia viviendo una vida ejemplar, y los demás lo único que hacen es pensar en si mismos. Cuando se obvian una y mil cosas. Cuando haces de tripas corazón cientos de veces consolándote con el hecho de saber que haces lo correcto.

El verdadero problema llega cuando te das cuenta de que algo en tu interior está cambiando y ya no eres el que eras.
Es en ese momento cuando vuelves a reafirmar lo que siempre supiste, que estas completamente solo. Cuando te das cuenta de que nunca fuiste un santo y que tu intento de vida ejemplar solo fue un fracaso encaminado a algo de naturaleza utópica. Y solo entonces es cuando te preguntas: ¿Por qué no actuar como la situación lo precisa?

martes, 3 de julio de 2012

Luna

Soy ese enorme espacio vacío que hay en tu interior. Ese espacio donde descansan todas tus ideas, toda tu tristeza y tu felicidad. Soy el espacio que protege tu deseo y donde se forma.
Soy la voz que te cuenta el final cuando juegas a predecir el futuro. Soy todos aquellos pecados, defectos y placeres oscuros que ocultas. Soy la ardua batalla de tu deber y tu anhelo. Soy la voluntad que orienta tus actos a lo correcto. Las huérfanas y desamparadas lágrimas que derramas por una realidad rota. La eternidad hecha segundos.
Soy todas y cada una de las mentiras que formulan tus labios. Soy el engaño al que te sometes. Tu corazón obviando la realidad. Soy la degradación de tu conducta producto de un desesperado grito de auxilio. Soy la soledad. Soy el dolor. Soy el odio.

El hola y el adiós. Tus recuerdos y el manto que los cubre.
Soy tus palabras dejándome solo. Soy tu egoísmo y tus ojos cegados. Soy el traidor y tus palabras traicionadas.
Lo soy todo.
Soy la ignorancia que me profesáis todos y cada uno de vosotros. Soy vuestros pies llevándoos por donde queréis y todo aquello que destrozáis por donde quiera que camináis.
Soy vuestra impotencia y mi fortaleza. El que se marcha para no volver y el lugar al que viaja. Las alas con las que vuela. El paisaje desde el que os contempla. El silencio

Soy el silencio. El eterno e inmortal premio que me concedo, el silencio. Soy vuestra mas enorme pesada condena, el silencio. Soy lo único que no murió por estar dormido, el silencio.

domingo, 6 de mayo de 2012

Azul


Concédeme un solo segundo para que pueda  contarte mi vida sin formular una palabra. Para que pueda convertirme en aire y así besar y alabar la creación.
Un segundo para que pueda consumirme el fuego interior que me domina. Regálame un instante para que me deje llevar y no me mate el silencio.
Dame la oportunidad de mostrarte lo bello que es el mundo. Deja que extienda mi mano y te ayude.
Haz que acabe esta paciencia y sosiego con el que lidio, obligado, cada día para se correcto.

lunes, 9 de abril de 2012

Unos ojos azules


Abrir una ventana hacia lo desconocido, y contemplarlo cual paraíso.  
La eterna, profunda y tímida belleza de un azul rodeado de cálido mar.

martes, 13 de marzo de 2012

Unos ojos azules.


Os regalo todo, absolutamente todo mi odio. Os regalo mis peores pesadillas. Mis mas grandes dolores así como todo aquello que los ocasiona. Os regalo mi soledad y lo que me obliga a vivir junto a ella día a día. Os entrego mis más oscuros, vergonzosos, despreciables y tristes deseos. Os doy todo aquello que de conocerse  haría que me condenaseis. Os otorgo el placer de disfrutar de mi pasado para vivir mi presente. La angustia que me inunda. El frenesí en el que vivo. La lucha contra la bestia que acusa mis pecados y el precio a pagar. La batalla entre el dialogo y la sin razón. La batalla entre lo correcto y lo incorrecto. El fracaso y la victoria. Entre tu y lo inherente a todo lo que eres.
El sudor, el aire que no llega, los músculos que se cansan, los segundos hechos vida de que tropiezas hasta que caes. El redoblar de tambores anuncio de su llegada. Los puños desgarrados de arrastrarte por el suelo en un vano intento de salvar lo que no tiene salvación. El cálido y putrefacto aliento del sicario en tu rostro. Señor, amo, dios y testigo de tu caída.

Os lo daré todo mientras noto el calor de vuestra vida derramándose entre mis manos. Mientras os miro a los ojos viendo como tratáis de suplicar por vuestras vidas cuando ni si quiera podéis formular palabra. Seré las manos que abracen vuestro cuello robándoos el aliento. Os hare el amor cuando no queráis. Os tapare la boca y creare melodía con vuestros gemidos.
Abriré los ojos y me tumbare en vuestro vientre, abierta de piernas. Os besare y os acariciare. Escuchare y sentiré vuestra respiración y vuestro corazón excitado.
No contendré mi fuerza y no daré prioridad a la razón. Actuare por impulso y como un animal. Empezando suavemente hasta que el placer me lleve al acto por violencia.
Saboreare el momento. Me quedare dentro viendo como yo me realizo mientras desaparece tu vida quedando un cuerpo en tensión previo a la muerte. Y me iré y en tu partida dejare mi belleza dentro de ti. Pues yo fui quien te arrebato el aliento.
Te cogeré y te  tumbare en el suelo. Te atare de pies y manos y me acostare  junto a ti a observar las estrellas mientras me salpican los restos de tus lágrimas. Te atare y te mantendré así para siempre.
Moriré así, junto a ti habiendo vivido junto al cadáver de tu cuerpo. Inmóvil esclavo de este juego macabro llamado vida.

Y así es la vida. No creáis nada de lo que os digan. Soy un mentiroso,  un embustero, un falso y un traidor. Sucio y mala persona. Lo soy, no me prestéis ni un ápice de vuestra atención.
Solo pido una cosa, pensar, pues la diferencia entre vuestros ojos y los míos esta en ver o no la belleza de todo cuanto he escrito. Ojala pudieseis verlo todo.

jueves, 23 de febrero de 2012

Paz

Amanece en sombras el rocío en la rosa. Camino frondoso, rodeado de verde primavera, silencioso remanso de paz. Impoluto. Brillo en los ojos, mudo testigo. Palabras muertas. Dolor.
Sonrisa.

domingo, 19 de febrero de 2012

Ansiado retorno


Exhalar un débil suspiro rogando que sea el último. Perderse en el aire soñando con el fin. Acudir a su llamada al son de los tambores que marcan el paso al pelotón de fusilamiento. 
Abrir los ojos y contemplar la lejanía del amanecer.  Sauce centenario, frondoso y hueco, inmóvil testigo del tiempo. Niñez perdida en el roce de lo eterno.
Perenne hogar de blancas calas.

lunes, 6 de febrero de 2012

Dormir


Monstruo, despierta y vive como un zombie, es tu hora. La muerte te saluda.

V


¿Cuánta distancia no? Demasiado silencio. ¿Ninguna respuesta criatura mía? Háblame, no me dejes así amor mío. No me des la espalda. Vuelve a mirarme como me mirabas. Vuelve a darme el placer de escuchar la dulce melodía que de tus labios brotaba. Dame la oportunidad de observarte, si es de noche o de día me es indiferente pues sabré contemplarte. Dame el placer de observar tu inocencia y tu inconsciencia. No seas así. Vuelve y déjame ser egoísta contigo también.
¿Demasiado sarcasmo? ¿Por qué  no nos ahorras tiempo querido? Vuelve y haznos pasar un buen rato jugando a ser los héroes de naciones enteras aclamadas por ojos cegados. Démosle al cuerpo lo que desea, saciemos la insaciable llamada del esclavo ignorante. Otorguémosle el placer de la autodestrucción. Masturbémosle hasta que el placer se torne a dolor así como el frio se torna a calor en el apacible juego del infante. Démosle aire que respirar y agua que beber. Alimentémosle y arropémosle por la noche. Vuelve y ayúdame a vivir ese cuento transitorio, ceguemos el juicio con un poco de belleza.
Vuelve y quédate junto a mí. Entretenme al menos. Haz juegos malabares. Interpreta algo para mí o intenta contarme tu vida. ¿Si la ataco la defenderás? ¿Si la ataco me entretendrás intentando defenderla? ¿Ni una sola palabra? ¿Nada de nada? ¿Por qué reaccionas así? ¿Qué pretendes conseguir? ¿Que crees que lograras obtener? No entiendes nada de nada aun cuando ya te lo he dicho todo.

Soy tu todo. Soy tú. Soy tú y tu locura. Soy las voces que creo siendo tu locura. Soy tu contestándolas. Soy tus palabras y las palabras de tus voces. Soy mis palabras y lo que generan. Soy mis palabras saliendo de tu boca. Somos uno y tu eres quien está pensando y diciendo esto en la soledad de tu interior, pues siendo yo tu, tu eres quien las dice.
Soy yo. Dios mío soy yo. ¿Qué razón de existir tengo? Siempre he sido yo. No puedo creerlo. Es mío todo aquello que me dijo poseer. Soy yo todo aquello que me dijo ser. Belleza discorde, o esquiva. Perdida o nunca alcanzada. ¿Que he vivido si sufro las consecuencias de mi naturaleza? ¿Me desvincule alguna vez de aquello que trate de combatir? ¿Cuántos han sufrido el feroz rigor de mis actos?
¿Por qué no veo otra cosa que no sea lo que no deseo? ¿Por qué mi mundo se sustenta sobre un suelo de cadáveres y gusanos muertos? ¿Por qué todos tienen mi rostro y el de aquellos a los que amo? ¿Por qué hay millones de luces apagadas idénticas a mí, a la persona a la que amaba, al amigo al que perdí? ¿Cuándo descuide todo lo que era y tenia?
No quiero respuesta. Esta es la única realidad existente y la única que me merezco. No se puede huir de lo que se es. Ni si puede optar a más de lo que se merece. Tengo todo cuanto debo tener.

Cuando me encuentre en una sala llena de gente, tocare justo donde les duela para así quedarme solo y asegurarme de crear el recuerdo que merezco tener en mi partida. Cuando despierte o nazca el amor y venga a mí, lo descuidare y lo maltratare. Lo aceptare solo para tener oportunidad de rechazarlo y degradarlo al hacerlo. Tendré familia únicamente para poder tener más gente a quien maltratar. Cuando aquellos que me amen estén mal, les hablare dulcemente al principio para que crean recibir el consuelo que buscan, y acto seguido, les recordare todo aquello que les duela para que la caída sea doblemente dolorosa. Cuando aquellos a quienes no conozco necesiten consuelo alardeare de aquello de lo que ellos carezcan, y si no dispongo de ello, se lo robare a aquellos a los que les sobre únicamente para poder reírme de aquellos a los que les falte.
Comeré cuando otros mueran de hambre. Beberé cuando otros mueran de sed. Gritare cuando se deba susurrar. Golpeare cuando se deba acariciar. Quemare cuando haga calor. Seré frio cuando haga frio. Os despertare cuando soñéis y seré vuestras pesadillas soñando.
Cuando tenga todo esto seré el ángel que hubieseis esperado de mi para no recibir ni la satisfacción de haber logrado ser todo lo que no deseabais que fuese.

Me creare mi propio ataúd con todo vuestro dolor. Cavare mi propia tumba con el amor ciego e insensato que me profesáis. Sera sombrío, solitario, lúgubre y doloroso. Me ahorcare. Me drogare hasta que mi sangre se embriague de desdén por mi. Me tirare al vacio mientras beso el dulce hierro que descansara en mi corazón. Me tirare al vacio y caeré en el recuerdo, pues cuando caiga seré la mueca en vuestro rostro cuando ya no consigáis ver más que el recuerdo de lo que fui. Seré la lágrima en vuestra mejilla derramada por la herida y no por el apego a lo perdido.
Y solo descansare cuando ya nada ni nadie se interese por mí. Solo descansare cuando la vida me contemple como algo que nunca existió.

Eso es todo lo que merezco. Eso es todo lo que me han reportado mis actos. Eso es todo lo que soy y seré.
El odio que no desaparece. El dolor que se hospeda en tu corazón. El que me condena. El que dicta sentencia. El que encadena mi juicio. El que lo tira al mar y lo contempla mientras se hunde ahogándose. El que yo mismo cree pretendiendo combatirlo.

sábado, 4 de febrero de 2012

lunes, 16 de enero de 2012

De mi pa...

Ese momento de paz que se produce cuando haces una situación cotidiana, carente de un sentido o significado importante, que haces casi como acto reflejo, ese momento es el que realmente es tu enemigo pues es quien deja paso a la libertad de pensamiento.
Minutos atrás, contemplabas la calma que te otorgaba el ojo del huracán. Ahora que estas saliendo de él, notas toda su arrolladora fuerza así como los miles de escombros que arrastra consigo, azotándote, desgarrando tu piel y privándote de aliento.
Sin embargo, lo más complejo no es sobrevivir a esa situación, lo más difícil es sobrevivir a lo que tú mismo te sometes. La verdadera pregunta no es si quieres, es si debes. Lo realmente duro es hacer lo correcto cuando son únicamente tus ojos los que ven ese deber. Cuando el peso de la ignorancia se hace presente con palabras banas sin control formuladas por cuerpos vacios esclavos del egoísmo nato común del hombre así como de su debilidad. Cuando encubren su debilidad y esclavitud presentando como excusa el cíclico carácter de la vida, la positiva cualidad del desecho de una realidad para dar paso a una mejor y la resignación ante el miedo ocasionado por la animadversión sentida por la idea de vivir su tiempo con aquello que no es grato para no asesinar el recuerdo del pasado y la única realidad bella.
Es la ambición, el egoísmo y el carente avance moral inherente a nosotros mismos, aquello que corrompe el alma y borra los renglones y pilares de la vida que en joyas fueron esculpidos. Todo aquello que cubre nuestros ojos cegándonos y no pudiendo ver el deber y la responsabilidad establecidos por aquello que nos resulta grato de sentir. El deber que establecemos cuando nos otorgamos el valor requerido para tomar ciertas decisiones. Es todo esto, de entre muchas cosas, aquello que permite esa clase de dolor en nuestras vidas.
Es asesinar. Es mentirme a mí mismo y a los demás. Llamarme necio e hipócrita a mí mismo. Y es algo que no voy a consentir. Repudio, repelo, incinero y entierro la idea de una segunda realidad igual. Por mucho que pretendamos embaucar a nuestro propio juicio, lo único que hacemos es alimentar las mentiras que quisiéramos creernos pero que realmente no existen. Y es algo que no voy a hacer, pues donde la mayoría ven un muro que no pueden traspasar, yo veo una calle vacía por la que caminar. Donde los demás dicen no, yo digo si, y diciendo si digo que de ahora en adelante lo que habrá será un no. Pues mi tiempo ya llego, viví en él y morí. Y ahora, el purgatorio es mi hogar, pues la única muerte que realmente se puede sentir es aquella que no deja cadáver. El camino a los gusanos está a medio recorrer y ahora sí que puedo decir que es mi camino, mío, únicamente mío. Pues acabo de cerrar una puerta que no me da la gana volver a abrir, pues solo existe una llave y esa llave ya tiene propietario.

lunes, 2 de enero de 2012

Moriré siendo muchas cosas diferentes y habiendo vivido varias vidas, pero moriré como debo morir.