Os regalo todo, absolutamente todo mi odio. Os regalo mis
peores pesadillas. Mis mas grandes dolores así como todo aquello que los
ocasiona. Os regalo mi soledad y lo que me obliga a vivir junto a ella día a día.
Os entrego mis más oscuros, vergonzosos, despreciables y tristes deseos. Os doy
todo aquello que de conocerse haría que
me condenaseis. Os otorgo el placer de disfrutar de mi pasado para vivir mi
presente. La angustia que me inunda. El frenesí en el que vivo. La lucha contra
la bestia que acusa mis pecados y el precio a pagar. La batalla entre el
dialogo y la sin razón. La batalla entre lo correcto y lo incorrecto. El
fracaso y la victoria. Entre tu y lo inherente a todo lo que eres.
El sudor, el aire que no llega, los músculos que se cansan,
los segundos hechos vida de que tropiezas hasta que caes. El redoblar de
tambores anuncio de su llegada. Los puños desgarrados de arrastrarte por el
suelo en un vano intento de salvar lo que no tiene salvación. El cálido y
putrefacto aliento del sicario en tu rostro. Señor, amo, dios y testigo de tu caída.
Os lo daré todo mientras noto el calor de vuestra vida derramándose
entre mis manos. Mientras os miro a los ojos viendo como tratáis de suplicar
por vuestras vidas cuando ni si quiera podéis formular palabra. Seré las manos
que abracen vuestro cuello robándoos el aliento. Os hare el amor cuando no queráis.
Os tapare la boca y creare melodía con vuestros gemidos.
Abriré los ojos y me tumbare en vuestro vientre, abierta de
piernas. Os besare y os acariciare. Escuchare y sentiré vuestra respiración y
vuestro corazón excitado.
No contendré mi fuerza y no daré prioridad a la razón.
Actuare por impulso y como un animal. Empezando suavemente hasta que el placer
me lleve al acto por violencia.
Saboreare el momento. Me quedare dentro viendo como yo me
realizo mientras desaparece tu vida quedando un cuerpo en tensión previo a la
muerte. Y me iré y en tu partida dejare mi belleza dentro de ti. Pues yo fui
quien te arrebato el aliento.
Te cogeré y te tumbare en el suelo. Te atare de pies y manos
y me acostare junto a ti a observar las
estrellas mientras me salpican los restos de tus lágrimas. Te atare y te mantendré
así para siempre.
Moriré así, junto a ti habiendo vivido junto al cadáver de
tu cuerpo. Inmóvil esclavo de este juego macabro llamado vida.
Y así es la vida. No creáis nada de lo que os digan. Soy un
mentiroso, un embustero, un falso y un
traidor. Sucio y mala persona. Lo soy, no me prestéis ni un ápice de vuestra atención.
Solo pido una cosa, pensar, pues la diferencia entre
vuestros ojos y los míos esta en ver o no la belleza de todo cuanto he escrito.
Ojala pudieseis verlo todo.