martes, 13 de marzo de 2012

Unos ojos azules.


Os regalo todo, absolutamente todo mi odio. Os regalo mis peores pesadillas. Mis mas grandes dolores así como todo aquello que los ocasiona. Os regalo mi soledad y lo que me obliga a vivir junto a ella día a día. Os entrego mis más oscuros, vergonzosos, despreciables y tristes deseos. Os doy todo aquello que de conocerse  haría que me condenaseis. Os otorgo el placer de disfrutar de mi pasado para vivir mi presente. La angustia que me inunda. El frenesí en el que vivo. La lucha contra la bestia que acusa mis pecados y el precio a pagar. La batalla entre el dialogo y la sin razón. La batalla entre lo correcto y lo incorrecto. El fracaso y la victoria. Entre tu y lo inherente a todo lo que eres.
El sudor, el aire que no llega, los músculos que se cansan, los segundos hechos vida de que tropiezas hasta que caes. El redoblar de tambores anuncio de su llegada. Los puños desgarrados de arrastrarte por el suelo en un vano intento de salvar lo que no tiene salvación. El cálido y putrefacto aliento del sicario en tu rostro. Señor, amo, dios y testigo de tu caída.

Os lo daré todo mientras noto el calor de vuestra vida derramándose entre mis manos. Mientras os miro a los ojos viendo como tratáis de suplicar por vuestras vidas cuando ni si quiera podéis formular palabra. Seré las manos que abracen vuestro cuello robándoos el aliento. Os hare el amor cuando no queráis. Os tapare la boca y creare melodía con vuestros gemidos.
Abriré los ojos y me tumbare en vuestro vientre, abierta de piernas. Os besare y os acariciare. Escuchare y sentiré vuestra respiración y vuestro corazón excitado.
No contendré mi fuerza y no daré prioridad a la razón. Actuare por impulso y como un animal. Empezando suavemente hasta que el placer me lleve al acto por violencia.
Saboreare el momento. Me quedare dentro viendo como yo me realizo mientras desaparece tu vida quedando un cuerpo en tensión previo a la muerte. Y me iré y en tu partida dejare mi belleza dentro de ti. Pues yo fui quien te arrebato el aliento.
Te cogeré y te  tumbare en el suelo. Te atare de pies y manos y me acostare  junto a ti a observar las estrellas mientras me salpican los restos de tus lágrimas. Te atare y te mantendré así para siempre.
Moriré así, junto a ti habiendo vivido junto al cadáver de tu cuerpo. Inmóvil esclavo de este juego macabro llamado vida.

Y así es la vida. No creáis nada de lo que os digan. Soy un mentiroso,  un embustero, un falso y un traidor. Sucio y mala persona. Lo soy, no me prestéis ni un ápice de vuestra atención.
Solo pido una cosa, pensar, pues la diferencia entre vuestros ojos y los míos esta en ver o no la belleza de todo cuanto he escrito. Ojala pudieseis verlo todo.