La innegable y evidente degradación de todo cuanto existe.
El nacer de la mas bella y simple flor, nacida en mitad de la nada, y aun así
vive. Se alza, se dibuja a sí misma, y se da vida al tiempo que rompe con su
belleza la sombra y el silencio. Y vive mientras segundo a segundo ve pasar días
enteros, iluminando la vida con la intensidad de su color. Despierta cada
mañana, el pequeño mundo que forma su paisaje, con el fresco y agradable
perfume que crea el rocío sobre sus hojas. Porque hasta la mas fría noche crea
belleza al morir, llorando y bañando la naturaleza con sus lagrimas.
Y a medida que pasa el tiempo, el perfume deja de olerse
poco a poco. El vivo color que iluminaba el día y la noche, comienza a desteñir
haciendo que la pobre e indefensa flor palidezca. El peso de los años hace que
esta pierda la fuerza que alzaba sus inmortales pétalos, ahora perenes,
delicados y moribundos.
Gasta su último aliento en vano un intento por contemplar,
por última vez, el mismo cielo que un día la dio vida. El eterno gris es lo único
que queda ya, el único atisbo de una vida pasada. Ahora no es más que el
recuerdo fugaz y condenado de lo que un día fue un don preciado.
La vida y su
excesivamente desbordada belleza. Tan desbordada, que incluso la muerte es una
bella danza para aquellos que saben apreciar su complejidad.
Creo firmemente que el error no consistió en que se diese la
situación, sino en no aceptarla como lo que era, el único camino posible. Algo
adecuado a mí, de hecho, lo único a lo
que puedo aspirar.
No fueron los demás los incorrectos, fui yo el que falló al
no dar prioridad a aquello que la tiene.
Cada uno tiene la vida que le corresponde, y a mí, la gente
que me rodea, aquellos a los que amo y que se supone que me aman, me han
demostrado cual es la mía.
Ahora he comprendido que el fin no consiste en si debe
existir o no un alma como la que yo he descubierto, sino en como viviría de
existir. Y yo, aprovecharé esa condena que todos sufrimos, la débil voluntad
que nos hace humanos, para desaparecer sin herir a nadie al marcharme.
Aprovecharé todo aquello que nos hace fallar, para irme sin dejar huella. Y me iré
donde nadie podrá encontrarme.
Es triste, pero ya no es el pan el que me da de comer y el
agua la que sacia mi sed. Ya no es el sueño el que descansa mi cuerpo. Ya no es
la luz la que guía mis pasos y la oscuridad la que los frena. Hace tiempo que
no es nada de lo que me rodea lo que controla mi vida. Pues fue el odio el que
cinceló mi alma, el que la dio vida y el que la controla.
Ahora no huyo de lo que proporciona dolor, pues todo me
enseñó a no huir. Ahora soy yo quien duerme junto a todos aquellos recuerdos
que desangraron y desgarraron todo cuanto fui. Pues solo recordando es como
logras no sorprenderte y sufrir más de la cuenta al volver al mundo en el que
vives.
Y así es como no huyo de lo que me ajusticia, no dándole razones
para ello. Así es como vivo en paz, caminando y sufriendo en soledad. Viviendo
donde nadie pueda verme caer. Así es como lucho para retomar la oportunidad de vivir
como lo haría cualquiera. Ahora no hay ningún tipo de debilidad con la que el
mundo pueda jugar.
Ahora es cuando mi voluntad se hace de hierro, pues los
principios que la guían son tan oscuros como para nublar a todo aquello que
intente torcerla. Ni yo soy subordinado a ellos ni ellos a mí, y aun así, ambos
sufrimos la fusta en nuestra ya encorvada espalda. Y aun así gozamos de su
tacto.
Y aquí es donde acaba todo cuento, pues os he arrancado los
ojos y he taponado vuestros oídos para que ni veáis ni escuchéis. Para que caminéis
ciegos, sordos y, claro está, mudos, por la tierra por la que yo pise. Para que
no sea más que el escalofrío que os recorre el cuerpo al notar algo a vuestras
espaldas. Pues para vosotros no seré más que el polvo que se amontone en la
biblioteca junto a vuestros recuerdos. Pues nada obtendréis por mucho que pidáis,
ya que, junto con los vuestros, también destruí mis sentidos para que por primera vez, mi
voluntad y deseo se hagan inmortales.
Ahora, por primera vez, no hay vuelta atrás. Ahora todos vosotros
podéis seguir disfrutando de vuestra ignorancia.
Mis más cordiales saludos.