miércoles, 28 de julio de 2010

Como aprender a madurar.

La vida es lo que siempre está, incluso cuando lo único que deseas es escapar. Es lo que forma el todo. Lo que te otorga los sentidos, los sentimientos, la conciencia, la felicidad, la tristeza, el dolor. Es un libro con imágenes que solo aprendemos a leer cuando aprendemos a ver lo que no nos muestran los ojos.

Ahora me encuentro en mi pequeña gran mansión de paredes acolchadas. Es agradable el no escuchar nada más que el ruido que pueda provocar con las hebillas de esta peculiar camisa. En ocasiones me siento a intentar contar las motas de polvo que me rodean para pasar el tiempo, pero la verdad es que me cuesta bastante, cuando voy por la sexta es como si se me olvidase que quería contar.
Quedan exactamente 2 horas para que me den la dosis de cada día, la que se asegura de que no me ponga nervioso, la de que este feliz, la que hace no de saltos extraños y en general la que llevaría una carita feliz dibujada si se pudiese. Es curioso ver como no puedo distraer mi tiempo contando seis pequeñas motas de polvo y si como puedo llevar la cuenta exacta de los siete mil doscientos segundos desde que despierto hasta que me dan mis pequeñas amiguitas de cada día.

En ocasiones me pregunto qué es lo que me ocurre y como podría cambiarlo. La gente me asegura que tengo un problema, que mi cerebro no rige como lo hacía antes y que he cambiado. Antes era un "perfecto" ciudadano con una brillante vida perfecta y un perfecto presente que me ataba sin quererlo a una vida que a la larga iba a ser precisamente lo que me destruyese. Lo único que hice fue tan solo intentar ver un poco más allá de lo que se me mostraba, y vaya si lo hice. Todo el mundo se empeña en juzgar mi juicio y mis hábitos cuando no son mucho más diferentes que los suyos, solo meras acciones y deseos.

Nadie me controló porque siempre tuve el poder de decidir, y aun con eso no pueden ver que si fui esclavo lo fui por voluntad propia. Es precisamente la bondad y el deseo de bien que me profesan los demás lo que me está atando y no aquello que juran que me destruirá.
Nada es eterno, eso decía alguien por ahí si mi juicio no me engaña. Y yo día a día, me siento a contar el polvo e intentar hacer que lo que yo quiero como eterno vuelva a ser aquello con lo que un día soñé y que soñando pude tocar.

Ahora mismo no se si sera porque ya han pasado otros siete mil doscientos segundos, pero el caso es que lo único que puedo sentir es miedo. Cada vez me da mas miedo que al final ellos tengan razón. Que el único que ha jodido la realidad que me rodea sea yo mismo. Que aquello que deseaba para siempre solo sea el recuerdo de un sentimiento pasado. Haberlo tenido todo y haber podido sonreír y ser yo mismo quien lo haya destruido.

Quisiera llorar pero por mas que lo intento no puedo, porque podría pegarme yo mismo para provocar el llanto, pero de nuevo las cadenas se empeñan en demostrarme que ni sobre eso tengo el control.

Con enorme tristeza me niego a creer que tengan razón, no puede ser que la realidad que yo concibo sea errónea y que esté fuera de lugar. No puedo, directamente no puedo. Amo demasiado como para creer que he podido destruirlo todo.
Con exaltación me asomo a la pequeña ventanita que tiene mi puerta y no consigo ver nada, y no puedo ver nada. No puede ser. Me aseguran que estoy demente, que estoy enfermo pero no puede ser y de serlo, ¿como he podido no verlo?
Deseo y necesito y cada vez se hace mas pequeño este mundo al que yo mismo me he recluido. Añoro, necesito y amo. Amo y necesito volver a levantarme cada mañana sabiendo que soy perfecto, que lo tengo todo y que alguien recibe ese todo.

Cada día son mas largos los minutos, cada vez que me levanto me parece que los días tienen mas horas. Necesito tener nuevas oportunidades, porque lo que era y tenia era lo que me daba la vida.
Cada vez está mas próxima una nueva etapa y no se como voy a recibirla. Es tiempo que pasará y que asegura como necesario. Es tiempo que va a correr y en el que mi único compañero será aquel que consiga pasar. Y al final no habrá nadie.
Amo demasiado como para no poder despedirme sabiendo que no es un adiós. Amo demasiado como para no poder sentir la ternura que antaño se torno en el silencio de una mirada. La melodía de dos manos al acariciarse, previo al abrazo. Amo demasiado como para que todo termine.
No puede ser un adiós porque no concibo vida de serlo. No puede ser un adiós porque por mas que quiera no puedo morir. No puede ser un adiós porque amo demasiado como para que lo sea.
Miedo, es lo único que queda, y quizás sea por eso por lo que tienen razón. ¿Y si lo soy?, ¿y si soy yo el raro y llevan razón? Lo único que puedo hacer ahora es contar motas de polvo para pasar el tiempo, esperar y... ya que estamos aprovechando que puedo imaginar, imaginare una lámpara que acariciar para que al salir el susodicho genio me conceda lo único que ahora deseo mas que mi propia vida, el perdón.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Seamos sinceros ya tenemos una edad como para poder pensar mas allá de lo que se nos presenta frente a los ojos. Vamos creciendo evolucionamos y cambiamos. Aún no ha pasado tanto tiempo como para poder creernos adultos, aún no hemos madurado y aún nos queda mucho por aprender y por vivir. Se podría decir que nuestras opiniones aún no son las más fiables porque están sujetas a realidades temporales y recién descubiertas y eso hace que no seamos imparciales. Estamos influidos por la sorpresa del momento, por lo recién descubierto, por la novedad. Nuestro criterio se balancea un poco entre lo que más nos conviene, entre los gustos personales y entre la verdad que siempre queremos exponer. Lo que hoy es blanco, mañana es negro. Lo que hoy amamos, mañana lo odiamos. Lo que hoy nos da la vida, mañana nos la quita.

En muchas ocasiones deberíamos guardar silencio puesto que en la mayoría de los casos no sabemos nada y aun así nos atrevemos a hablar. Pero al final del todo, ¿quién nace sabiendo?
Te dedicas a vivir tu vida, a mirar únicamente por ti porque al final del camino estás más solo que la una. Vives tu día a día al igual que el resto de la gente. Te levantas, te limitas a vivir y cansado de hacerlo cierras los ojos hasta que caes en el sueño de forma placentera para levantarte al día siguiente y hacer lo mismo. Miras un poquito por encima de ti mismo y de los de tu alrededor y al final todo se reduce miles de pequeñas historias supera importantes que no pueden perder ni uno de los segundos de sus vidas. Van formando su futuro, van comprando su felicidad y la van compartiendo con sus seres queridos. Asumen importantes cargas, únicamente por generarse placer, el placer producido por la felicidad ajena. Creen tenerlo todo, y en el fondo no tienen nada hasta que se dan cuenta de que aman, porque es entonces cuando se te presenta la oportunidad de coger todos los aspectos de tu vida, todos incluidos los que ni siquiera sabias que existían, cogerlos con la mano para darlos con el corazón. Creen que se hacen viejos porque pasa el tiempo, cuando el realidad no pasa el tiempo, sumamos vivencias suspiros y miradas hasta que dejamos de aprender como persona para aprender cómo seguir viviendo recordando lo ya vivido. Crees haberlo sentido todo cuando en realidad no has ni tan siquiera despertado de ayer cuando te acostaste. Te das cuenta de lo imbécil que eres cuando pretendes describir la belleza del arco iris tras una larga tormenta. Te sientas, intentas describir con palabras escritas o habladas esa belleza, esa forma de dejarte sin palabras, esa dependencia generada en ti, la perfecta armonía entre todos los colores con sus cualidades y tú, y no consigues nada. Vuelve la tormenta y permaneces sentado sumando vivencias mojándote con su lluvia. Tienes frio y echas de menos la luz pero aun así, sigues aprendiendo como vivir recordando y como nombrar el aro iris que de nuevo ha venido a salvarte. Vives en su luz, vives por y para su luz. Vives únicamente porque existe algo llamado arco iris que se estableció en tu camino. Estás dentro de el, estas sintiéndolo y aun así necesitas más. Es entonces cuando confirmas que aún no ha pasado tanto tiempo como para poder creernos adultos, aún no hemos madurado y aún nos queda mucho por aprender y por vivir. Básicamente eso, necesitas más, no sabes si hay más y si lo hay no consigues imaginarlo.

El mismo tiempo que te hacía sumar vivencias, el mismo tiempo que era cómplice de tu individualismo y del bunker que habías creado en tí, ese mismo tiempo ahora resulta ser el que destruye toda tu realidad dejándote cada vez mas al descubierto. Cuanto más camino recorres más difícil se hace la tarea de aguantar, más desesperante es la ausencia y más único es el momento en el que puedes estar sentado observando de nuevo tras la lluvia.
Abro los ojos al despertar y lo primero que siento no es cansancio sino soledad porque he soñado contigo y ahora ya despierto de nuevo, las cuatro paredes, un montón de recuerdos y deseos y yo sin tenerte junto a mi. Paso los días esperando únicamente a que lleguen mis dos días, pasan las horas y de nuevo vuelvo a la cuenta atrás. Ni puedo, ni quiero, ni se ser quien era. Deje de ser yo para pasar a ser tú y para ti. Todo se reduce a ser tu felicidad, a cualquier precio. Te he susurrado cientos de veces todo cuanto sentía y quería decir, y aun así no he dicho nada. He sentido tanto como creía que se podía sentir y de nuevo me muestras que simplemente me has extendido tu mano para comenzar junto a ti la vida que siempre soñé con tener. No tenía nada que perder y por eso nunca tuve miedo, ahora por contra mi nombre es miedo y mi apellido paciencia. Al final te das cuenta de que sacrificaría mi mundo por ti, porque ahora tu eres mi único mundo. Vivir recordando el pasado, sintiendo el presente y soñando el futuro, básicamente porque ahora solo tengo un futuro y es junto a ti.
Seré fuerte y aguardare con paciencia a que llegue el día en que no haya lastre que me aleje de ti para poder vivir todos y cada uno de los instantes del día a tu lado, porque todo tiempo junto a ti es poco. Guardare silencio y esperare con paciencia hasta que solo nos separe un pequeño papel verde. Y será entonces cuando abra los ojos día a día y sienta que he terminado de aprender, que lo único que me queda es tumbarme por última vez y soñar con que al final tuve lo que siempre deseé tener, la oportunidad de amarte y ser correspondido.
Te amo.

lunes, 8 de febrero de 2010

¿Cómo hacer de un segundo, una eternidad?... ¿y quieres que te lo explique? No sé cómo hacerlo, y tampoco sé si hay palabras para explicarlo, pero lo que desde luego se es que si las hay aun no las conozco. Vive mi vida, supongo que eso es todo lo que te puedo decir. No me preguntes, no quieras saberlo, no es agradable. Conoces ese estado en el que te encuentras cuando tienes tantísima sueño que se te cierran solos los ojos. Luchas con todas tus fuerzas por mantenerlos abiertos pero no puedes, das pequeñas cabezadas y te despiertas sobresaltado e inmediatamente vuelves a caer, vuelves a cerrarlos. Quieres, deseas, necesitas permanecer despierto pero no puedes simplemente se te cierran y no puedes hacer nada. Ahora traslada esa "desesperación" esa "lucha" que libras contigo mismo a todos y cada uno de los minutos y segundos que tiene el día. Siente como el reloj no avanza, siente como pasan por tu mente decenas de recuerdos en un solo instante y como no consigues hacer que termine ese momento. Siente como tu estado de ánimo y tu autocontrol poco a poco van muriendo por la desesperación. Estas cansado de ese momento, no puedes, no quieres, no soportas seguir en esa situación. Estas arto, lo aborreces, deseas que acabe ya el día. La necesitas, necesitas volver a estar a su lado. Y al fin y al cabo simplemente han pasado tus primeros 20 segundos de ausencia, y aun tienes su sabor entre tus labios.
¿Sabes cómo hacer de un segundo una eternidad? Mírala a los ojos, piérdete en su mirada y después recuérdalo cuando estés solo.
Acércate, acuéstate sobre su pecho, escucha su respiración, escucha su corazón latir, y después rememóralo cuando estés solo.
Camina junto a ella acerca tu mano, que sea la suya la que te agarre con fuerza, y después siéntela cuando estés solo.
Siente que no hay mas realidad que la que notas cuando te detienes a observarla, que podrías estar días simplemente mirándola, siéntelo y después trata de hacerlo cuando no esté a tu lado.
Nota el frio que te inunda, piensa en ello y date cuenta de quién te hacia amar la vida.
Siente la belleza de un silencio, la belleza de quedarte sin palabras, no saber que decir y estar diciéndolo todo al mismo tiempo.
Acércate, abrázala y siente como de golpe todo es perfecto porque estas junto a ella y es ella la que te hace encontrarle sentido a tu realidad.
Quédate solo, recuerda y siente todas esas emociones y sentimientos, y si al hacerlo sientes que te quemas por dentro, sientes que tus segundos son ahora parte de la eternidad que te toca vivir en su ausencia, entonces y solo entonces estarás enamorado. Ahora ella es y será tu cielo. Sera la perfección de tus días y la mayor de tus condenas. Sera la felicidad y la necesidad. La belleza y el miedo. La alegría y tu vulnerabilidad. Lo será todo y a la vez no será nada. Todo se reducirá a estar o no con ella. Y al final del todo, será aquella a la que amas.
Y es entonces, cuando de golpe llega un día en el que todo absolutamente todo queda en un segundo plano. Un día en que lo valores y los ideales que perseguías y luchabas quedan reducidos a meras palabras sin sentido traicionados por un sentimiento. Llega un día en el que el conjunto, el grupo que formaba tu vida y tu sociedad pasa a ser el suelo sobre el que caminas porque hace tiempo que dejo de ser lo que necesitas. Un día, de la noche a la mañana, comienzas la lucha por el control de tu realidad. Un día en el que empiezas a asumir el desgaste físico y anímico porque ni tienes fuerzas ni quieres lucharlo. Todo aquello a lo que te oponías, todo aquello que procurabas vencer y evitar para seguir siendo tu y seguir viviendo, todo aquello aprieta cada vez mas hasta el punto de alienarte, hasta el punto de enamorarte. Todo aquello que suponía el conjunto de cosas, personas y experiencias que formaban tu todo, todo eso que formaba tu vida, todo queda censurado y desprovisto de importancia. Ahora todo es y sucede por un único sentimiento, por una única persona. Queda un enorme vacío que solo consigues llenar con esas palabras, un vacio que solo se llena con esas miradas, con aquella respiración acelerada, con aquel abrazo, esa caricia, ese sentimiento, aquel silencio. Solo te quedar vivir por y para ese sentimiento, esa imagen dueña de tus pensamientos, dueña de tu mente, prisionera del corazón. Es ahora cuando surge la necesidad. Muere en fuego, y aun así no te quemaras tanto. Vive del aire y no sentirás tanta ansiedad. Vive cada segundo a su lado como si fuera el último, pues cada instante que te concede es el mayor de los regalos. Sueña despierto, vive despierto, porque la necesitaras, la desearas y eso te robara la libertad. Te amo, simplemente te amo. Díselo, susúrraselo, muéstraselo. Te amo, no tengas miedo, te amo… solo dilo, te amo. Resígnate porque no hay una alternativa, estas enamorado y esa es tu única realidad.
Asume que es ahora, cuando pasas de ser niño a ser esclavo.

Y ahora te pregunto:
 ¿Cómo puedo decir te quiero, si ahora las palabras que salen de mis labios quedan vacías de tanto usarlas?
¿Cómo puedo seguir caminando en tu ausencia, si el único camino que conozco es el que tú me muestras?
¿Qué debo hacer cada mañana al ver que no estás, si eres tú la luz que hace amanecer mis días?
¿Qué debo hacer tras pensar en ti y sentir miedo?
¿Qué debo hacer tras mirarte a los ojos y sentirme vulnerable?
¿Qué puedo hacer tras besarte y sentir los lazos que tan profundamente me atan?
¿Qué debo pensar, como me debo sentir, tras observarte y quedar silenciado ante la perfección?



 Díselo, susúrraselo, muéstraselo… Te amo.

lunes, 11 de enero de 2010

De mí, para ti, para que no nos volvamos a enfriar.

Nos limitamos a alzarnos, andar, caer y volver a alzarnos. No nos paramos a observar. Perdemos demasiado tiempo organizando nuestras ajetreadas vidas. Pasamos ante todo pensando como evadirnos, como llegar a tocar la perfección. Somos la venda que ciega nuestros propios ojos. Nos lamentamos en exceso. Nos lamentamos, incluso, de lo que nosotros mismos nos causamos. No somos capaces de ver la verdadera esencia de cuanto nos rodea. Es el egoísmo, el que bajo nuestro consentimiento, nos hacer perder todo aquello que lloramos. Nos limitamos a vivir como espantapájaros, simplemente eso, vivir. No le damos valor a las ideas, ni a los sentimientos. Pasamos ante todo como pasajeros de un viaje. Hacemos que todo sea fugaz, perecedero. Cada minuto de nuestras vidas, cada momento ante la luz del sol, cada mirada, cada gesto, cada sonrisa, cada segundo cerca de los que amamos es la recompensa a todos nuestros esfuerzos. Nos esforzamos por descubrir, por hallar, por alcanzar la perfección. Damos por fracasados nuestros sueños, si no llegan donde quisiéramos. La perfección no existe, pero siempre se puede luchar por rozarla. Solo nos damos cuenta de la verdadera importancia, del verdadero valor, del verdadero amor que le tenemos a las cosas, cuando las creemos perdidas. Es entonces cuando, directamente, nos lamentamos en lugar de tratar de entendernos los unos a los otros y luchar por lo que somos y por lo que nos hace ser. Somos nosotros, única y exclusivamente nosotros, los que tenemos el poder de ver la belleza que sin duda hay y que constantemente nos empeñamos en cubrir. Permitimos que nuestra mente tire del corazón, impidiendo así, el poder detenernos, el poder observar, el poder pensar.

¿Por qué amar?, ¿por qué reír?, ¿por qué sentir? Todo, al final, todo se reduce a un prójimo. Tener alguien en quien confiar, alguien con quien ser quien realmente eres, alguien con quien poder ser vulnerable. Alguien a quien mirar sin temor, alguien con quien hablar. Que aun sin quererlo, guie tus pasos. Que no necesite palabras, para poder oír un te necesito. Tener a quien deber sin saber cuánto. Alguien que consiga encontrar en tu felicidad, la suya. Tener a quien amar. Alguien en quien depositar todo, absolutamente todo lo que eres, y que a pesar de ello, no pase nada. Que en el fondo no quede nada, pero sin embargo siga estando ahí. Ese es nuestro verdadero regalo, es lo que nos hace humanos, es por lo que podemos y debemos luchar y es lo verdaderamente bello de la vida.

domingo, 10 de enero de 2010

Acorazado

 Que se pudra el mundo y todo lo que hay en él.

 For those about the love

Cursillo rápido de algo.


Los paguroideos son una súper familia de crustáceos decápodos, conocidos popularmente como cangrejos ermitaños o paguros. Estos crustáceos tienen en común el uso de conchas de caracol para cubrir su abdomen, que es más blando que el de otros cangrejos. Caparazón ermitaño como forma de vida, campo repulsivo de toda amenaza proveniente del exterior. Preservar el individuo y lo que el representa, dar prioridad al individuo hasta que el individuo crea oportuno que la prioridad es colectivo. Caparazón ermitaño como embozo del alma e imagen de frialdad. Loriga de sentimientos. Atuendo de melancolía y soledad. Bienestar parcial. Inmortalidad. Invulnerabilidad. Inmoralidad. Cólera, ira y odio. Miedo, aflicción y desasosiego. Agresividad, violencia, dolor. Encono, animadversión. Y a la larga aliado. Ocultar, ocultar y proteger. Crear, crear bella imagen y destruir. Ser perfectos y vivir. Mostrar dolor y morir. Ser fuertes y caminar. Caparazón ermitaño de emociones. Banquero de sentimientos. Coge fuerzas, respira y ale, a seguir caminando que el mundo está lleno de héroes y esta vez es otro el que vuela.