Como aprender a madurar.
La vida es lo que siempre está, incluso cuando lo único que deseas es escapar. Es lo que forma el todo. Lo que te otorga los sentidos, los sentimientos, la conciencia, la felicidad, la tristeza, el dolor. Es un libro con imágenes que solo aprendemos a leer cuando aprendemos a ver lo que no nos muestran los ojos.
Ahora me encuentro en mi pequeña gran mansión de paredes acolchadas. Es agradable el no escuchar nada más que el ruido que pueda provocar con las hebillas de esta peculiar camisa. En ocasiones me siento a intentar contar las motas de polvo que me rodean para pasar el tiempo, pero la verdad es que me cuesta bastante, cuando voy por la sexta es como si se me olvidase que quería contar.
Quedan exactamente 2 horas para que me den la dosis de cada día, la que se asegura de que no me ponga nervioso, la de que este feliz, la que hace no de saltos extraños y en general la que llevaría una carita feliz dibujada si se pudiese. Es curioso ver como no puedo distraer mi tiempo contando seis pequeñas motas de polvo y si como puedo llevar la cuenta exacta de los siete mil doscientos segundos desde que despierto hasta que me dan mis pequeñas amiguitas de cada día.
En ocasiones me pregunto qué es lo que me ocurre y como podría cambiarlo. La gente me asegura que tengo un problema, que mi cerebro no rige como lo hacía antes y que he cambiado. Antes era un "perfecto" ciudadano con una brillante vida perfecta y un perfecto presente que me ataba sin quererlo a una vida que a la larga iba a ser precisamente lo que me destruyese. Lo único que hice fue tan solo intentar ver un poco más allá de lo que se me mostraba, y vaya si lo hice. Todo el mundo se empeña en juzgar mi juicio y mis hábitos cuando no son mucho más diferentes que los suyos, solo meras acciones y deseos.
Nadie me controló porque siempre tuve el poder de decidir, y aun con eso no pueden ver que si fui esclavo lo fui por voluntad propia. Es precisamente la bondad y el deseo de bien que me profesan los demás lo que me está atando y no aquello que juran que me destruirá.
Nada es eterno, eso decía alguien por ahí si mi juicio no me engaña. Y yo día a día, me siento a contar el polvo e intentar hacer que lo que yo quiero como eterno vuelva a ser aquello con lo que un día soñé y que soñando pude tocar.
Ahora mismo no se si sera porque ya han pasado otros siete mil doscientos segundos, pero el caso es que lo único que puedo sentir es miedo. Cada vez me da mas miedo que al final ellos tengan razón. Que el único que ha jodido la realidad que me rodea sea yo mismo. Que aquello que deseaba para siempre solo sea el recuerdo de un sentimiento pasado. Haberlo tenido todo y haber podido sonreír y ser yo mismo quien lo haya destruido.
Quisiera llorar pero por mas que lo intento no puedo, porque podría pegarme yo mismo para provocar el llanto, pero de nuevo las cadenas se empeñan en demostrarme que ni sobre eso tengo el control.
Con enorme tristeza me niego a creer que tengan razón, no puede ser que la realidad que yo concibo sea errónea y que esté fuera de lugar. No puedo, directamente no puedo. Amo demasiado como para creer que he podido destruirlo todo.
Con exaltación me asomo a la pequeña ventanita que tiene mi puerta y no consigo ver nada, y no puedo ver nada. No puede ser. Me aseguran que estoy demente, que estoy enfermo pero no puede ser y de serlo, ¿como he podido no verlo?
Deseo y necesito y cada vez se hace mas pequeño este mundo al que yo mismo me he recluido. Añoro, necesito y amo. Amo y necesito volver a levantarme cada mañana sabiendo que soy perfecto, que lo tengo todo y que alguien recibe ese todo.
Cada día son mas largos los minutos, cada vez que me levanto me parece que los días tienen mas horas. Necesito tener nuevas oportunidades, porque lo que era y tenia era lo que me daba la vida.
Cada vez está mas próxima una nueva etapa y no se como voy a recibirla. Es tiempo que pasará y que asegura como necesario. Es tiempo que va a correr y en el que mi único compañero será aquel que consiga pasar. Y al final no habrá nadie.
Amo demasiado como para no poder despedirme sabiendo que no es un adiós. Amo demasiado como para no poder sentir la ternura que antaño se torno en el silencio de una mirada. La melodía de dos manos al acariciarse, previo al abrazo. Amo demasiado como para que todo termine.
No puede ser un adiós porque no concibo vida de serlo. No puede ser un adiós porque por mas que quiera no puedo morir. No puede ser un adiós porque amo demasiado como para que lo sea.
Miedo, es lo único que queda, y quizás sea por eso por lo que tienen razón. ¿Y si lo soy?, ¿y si soy yo el raro y llevan razón? Lo único que puedo hacer ahora es contar motas de polvo para pasar el tiempo, esperar y... ya que estamos aprovechando que puedo imaginar, imaginare una lámpara que acariciar para que al salir el susodicho genio me conceda lo único que ahora deseo mas que mi propia vida, el perdón.
La vida es lo que siempre está, incluso cuando lo único que deseas es escapar. Es lo que forma el todo. Lo que te otorga los sentidos, los sentimientos, la conciencia, la felicidad, la tristeza, el dolor. Es un libro con imágenes que solo aprendemos a leer cuando aprendemos a ver lo que no nos muestran los ojos.
Ahora me encuentro en mi pequeña gran mansión de paredes acolchadas. Es agradable el no escuchar nada más que el ruido que pueda provocar con las hebillas de esta peculiar camisa. En ocasiones me siento a intentar contar las motas de polvo que me rodean para pasar el tiempo, pero la verdad es que me cuesta bastante, cuando voy por la sexta es como si se me olvidase que quería contar.
Quedan exactamente 2 horas para que me den la dosis de cada día, la que se asegura de que no me ponga nervioso, la de que este feliz, la que hace no de saltos extraños y en general la que llevaría una carita feliz dibujada si se pudiese. Es curioso ver como no puedo distraer mi tiempo contando seis pequeñas motas de polvo y si como puedo llevar la cuenta exacta de los siete mil doscientos segundos desde que despierto hasta que me dan mis pequeñas amiguitas de cada día.
En ocasiones me pregunto qué es lo que me ocurre y como podría cambiarlo. La gente me asegura que tengo un problema, que mi cerebro no rige como lo hacía antes y que he cambiado. Antes era un "perfecto" ciudadano con una brillante vida perfecta y un perfecto presente que me ataba sin quererlo a una vida que a la larga iba a ser precisamente lo que me destruyese. Lo único que hice fue tan solo intentar ver un poco más allá de lo que se me mostraba, y vaya si lo hice. Todo el mundo se empeña en juzgar mi juicio y mis hábitos cuando no son mucho más diferentes que los suyos, solo meras acciones y deseos.
Nadie me controló porque siempre tuve el poder de decidir, y aun con eso no pueden ver que si fui esclavo lo fui por voluntad propia. Es precisamente la bondad y el deseo de bien que me profesan los demás lo que me está atando y no aquello que juran que me destruirá.
Nada es eterno, eso decía alguien por ahí si mi juicio no me engaña. Y yo día a día, me siento a contar el polvo e intentar hacer que lo que yo quiero como eterno vuelva a ser aquello con lo que un día soñé y que soñando pude tocar.
Ahora mismo no se si sera porque ya han pasado otros siete mil doscientos segundos, pero el caso es que lo único que puedo sentir es miedo. Cada vez me da mas miedo que al final ellos tengan razón. Que el único que ha jodido la realidad que me rodea sea yo mismo. Que aquello que deseaba para siempre solo sea el recuerdo de un sentimiento pasado. Haberlo tenido todo y haber podido sonreír y ser yo mismo quien lo haya destruido.
Quisiera llorar pero por mas que lo intento no puedo, porque podría pegarme yo mismo para provocar el llanto, pero de nuevo las cadenas se empeñan en demostrarme que ni sobre eso tengo el control.
Con enorme tristeza me niego a creer que tengan razón, no puede ser que la realidad que yo concibo sea errónea y que esté fuera de lugar. No puedo, directamente no puedo. Amo demasiado como para creer que he podido destruirlo todo.
Con exaltación me asomo a la pequeña ventanita que tiene mi puerta y no consigo ver nada, y no puedo ver nada. No puede ser. Me aseguran que estoy demente, que estoy enfermo pero no puede ser y de serlo, ¿como he podido no verlo?
Deseo y necesito y cada vez se hace mas pequeño este mundo al que yo mismo me he recluido. Añoro, necesito y amo. Amo y necesito volver a levantarme cada mañana sabiendo que soy perfecto, que lo tengo todo y que alguien recibe ese todo.
Cada día son mas largos los minutos, cada vez que me levanto me parece que los días tienen mas horas. Necesito tener nuevas oportunidades, porque lo que era y tenia era lo que me daba la vida.
Cada vez está mas próxima una nueva etapa y no se como voy a recibirla. Es tiempo que pasará y que asegura como necesario. Es tiempo que va a correr y en el que mi único compañero será aquel que consiga pasar. Y al final no habrá nadie.
Amo demasiado como para no poder despedirme sabiendo que no es un adiós. Amo demasiado como para no poder sentir la ternura que antaño se torno en el silencio de una mirada. La melodía de dos manos al acariciarse, previo al abrazo. Amo demasiado como para que todo termine.
No puede ser un adiós porque no concibo vida de serlo. No puede ser un adiós porque por mas que quiera no puedo morir. No puede ser un adiós porque amo demasiado como para que lo sea.
Miedo, es lo único que queda, y quizás sea por eso por lo que tienen razón. ¿Y si lo soy?, ¿y si soy yo el raro y llevan razón? Lo único que puedo hacer ahora es contar motas de polvo para pasar el tiempo, esperar y... ya que estamos aprovechando que puedo imaginar, imaginare una lámpara que acariciar para que al salir el susodicho genio me conceda lo único que ahora deseo mas que mi propia vida, el perdón.