lunes, 23 de noviembre de 2015

James Morgan

Y se abren poco a poco, pero aun así chirrían las oxidadas y ancianas bisagras de las negras puertas que cierran el paso a esa desolada casa de nadie. El frío se escapa huyendo del interior con temor de la nada que todo lo ahoga, y aun así se adentra y pisa firme ese túnel que inicia su camino. Todo se estremece, el suelo se queja con un rugido ensordecedor y las ventanas mueren sepultadas por las rocas con las que cubre su frío cuerpo. Y sin ver, sigue caminando.

Abandona al olvido la carne en la que se hospeda, y se deshace de ella, pues donde va no la necesita.  Cada paso cíclico que da le acerca más y más al ansiado final donde todo desaparece, pero sin embargo no llegará. Donde el polvo entierra la leyenda y seca la sangre de su cuchillo de guerra. Y piensa en ello mientras se encuentra en el primer paso de un sinfín de ellos que forman el último sendero recorrido al que se aferra cual panacea redentora.  Firmando con sangre y puño firme las cadenas que lo arrodillan, que lo doblegan y que lo dominan.

Y perfora su cuerpo con el aguijón del placer que poco a poco tiñe de gris y pálido apagado el color de su piel. Cómo pasa de hombre a criatura, besando el sucio suelo que forma su casa esa cárcel húmeda y asfixiante, mientras se convierte en verdugo de su propia vida. Y lo acepta con placer lascivo y enajenado, no es dueño de su razón pues le fue arrebatada por aquello perenne e inmortal.

Y así se amontonan en el recuerdo eras enteras del hombre. Con pasos abandonados decorados por las ánimas errantes de las civilizaciones que no lo ven envejecer y que sufren su desdén y encono. Y continua caminando, perdido, por el lúgubre pasillo que encontró hace tiempo al cerrar tras de sí las puertas que lo separaban de la locura. No se arrepiente, pues su voluntad es férrea, pero carente de sentido. Y eso lo condena pero no lo mata, pues no puede morir lo que con tanto empeño ha sido alienado. Y así se hace inmortal, caminando eternamente una senda cuyo final jamás verá, siendo únicamente un recuerdo de lo que fue, alguien libre.