<< La clave para obtener el mayor sufrimiento es
degradar todas esas partes que ocasionan dolor y que se mantienen alejadas de
la pérdida de conocimiento o de la muerte, para de esta forma alargar lo máximo
posible la agonía hasta que esta sea insostenible. Siempre se puede empezar por
algo suave, algo típico y común, un clásico, algo como sentar a la víctima en
una silla, atar sus manos y pies a dicha silla y, con todas tus fuerzas, darle
un guantazo en la cara. Eso le resultará bastante incomodo y humillante, es
más, si se lo das de forma que no se lo espere le resultará aun más molesto. Y
de esta forma quedará, sin darse cuenta, bastante lejos de lo que aún le queda
por pasar. Se le hará más largo el tedioso camino que tiene por delante puesto
que no sabe lo que le espera y con ese guantazo se forma una imagen previa del
mismo.
También puedes jugar con lo psicológico, comentar que en
salas contiguas al lugar en el que está tienes a su familia amigos y seres
queridos desde hace varias horas sufriendo lo que el acaba de empezar a vivir.
Que algunos están cerca de la muerte y que todo es su culpa, por lo que “hizo”.
En el fondo eso es mentira, no tienes a nadie, y de ser verdad (queda en tus
manos seguir lo de “el fin justifica los medios”), la razón no es lo que “hizo”
sino el hacerle aun más daño. El sujeto, al recibir tal noticia y, de haber
decidido tú que el fin si justifica los medios, escuchar los gritos de sus
seres amados, lo primero que hará será formular una pregunta. Un “¿Por qué?”,
un “¿Qué he hecho?”, algo en plan “¿Qué quiere de mí?”. En ese caso lo suyo
sería volver a golpearle, pero esta vez ya no debes de hacerlo suave, esta vez
debes pegarle un puñetazo en la cara, una patada. Algo que, junto con el papel
de “indignación” que debes mostrar, le sugiera que te ha salido solo. Si tomas
el papel de “¿Cómo puedes no saberlo?”, esperas unos segundos tras golpearle y
gritando le comentas que sus seres queridos están sufriendo por su culpa, a la
situación que está viviendo se le sumará el hecho de no saber qué ocurre ni por
qué tiene la culpa. Y eso supondrá una carga psicológica más, lo cual es bueno,
todo aquello que destruya al individuo es positivo, bien sea de forma rápida o
lenta y dolorosa.
Seguramente exclame algo, lo niegue, en ese caso lo que has
de hacer es, de haber decidido destruir
también a sus seres queridos (lo cual no siempre es positivo porque son más
cadáveres de los que deshacerse), hablar con alguno de los aliados, que sin
duda necesitas, para que mediante algún sistema de comunicación puedas hacerle
escuchar los gritos de alguna de esas personas a las que ama. Si consigues
hacer que esa persona exclame su nombre y haga alguna pregunta del tipo “¿Por
qué nos haces esto –nombredelavíctima-?” ya sí que lo bordarías en lo que a
carga emocional se refiere. Lo malo de esto último es que requiere de una mayor
compaginación entre tus aliados y tú puesto que ellos tienen que jugar el papel
con sus víctimas de que eso está sucediendo porque la victima principal, tu
víctima, se niega a hacer que estén a salvo. De esta forma generas en los seres
queridos confusión y cierta animadversión hacia el sujeto número uno. Por otra
parte, si eres de los que ha decidido trabajar solo, es decir sin involucrar a
terceras personas, con volver a golpear al sujeto mostrando enfado y
acompañándolo de algo del tipo “¿Cómo tienes los cojones de encima negarlo?”
será suficiente para que su desesperación siga aumentando.
Llegado a este punto lo que debes hacer es insertar en su
mente la idea de que solo hay una posibilidad de hacer que todo ese sufrimiento
acabe y que es algo que él puede hacer. De esta forma habrás establecido una
atmosfera de miedo, dolor y desconcierto. Claro está no hay nada que él pueda
hacer y de haberlo tampoco se lo dirías, es un embuste destinado a aumentar aún
más la desesperación. La idea de ser consciente de que puedes hacer algo para
terminar con esa situación pero no saber que es puede llegar a ser muy
destructiva.
Hazle saber también que le vas a pedir que lo haga y que de negarse
va a sufrir, y que vas a seguir haciendo eso hasta que haga lo que deseas. De
esta forma consigues que se sienta algo “seguro” al pensar que no va a ser un
dolor continuado por creer que tiene algo de tiempo entre golpe y golpe. Sobra
decir que eso es una mera ilusión, tiempo va a tener, pero no le va a valer de
nada porque ese “algo” que esperas de él, real o imaginario, no es el fin en
sí, lo es su destrucción. Y si logras que se sienta algo a “salvo” o con
tiempo, cuando caiga su caída será doble.
Tras este intermedio podrías darle otro golpe, véase
puñetazo, a modo de despedida para alejarte a coger el primero de los múltiples
utensilios que vas a utilizar en esta travesía.
Hay que tener presente que al fin y al cabo son personas,
acostumbradas a vidas tranquilas, acomodadas, sin sufrimientos reales ni penas
ni nada. Personas que están acostumbradas a caminar un camino cuyos sobresaltos
más pronunciados son los ocasionados por la banalidad de sus superfluas vidas.
Sus vidas son un camino de rosas que se tropieza con la barricada de alambre de
espino que corta el camino, pues les has declarado la guerra. Ahora mismo su
vida pasa de ser un bonito camino silvestre con animalitos y florecitas, a un
moribundo desfiladero lleno de barro en el que se ahoga la vida. Y tú eres el
brazo ejecutor. Y eso es lo que vas a hacer, ejecutar.
Podrías comenzar cogiendo un taladro eléctrico, si la pared
es una pared normal, podrías empezar taladrando el suelo y la pared justo donde
tiene los pies y las manos, claro está atravesando sus extremidades. Podrías
asegurarte de que no se mueve nada, hay que recordar que aunque está atado,
seguramente la silla no esté fija a nada. Lo suyo es perforarle las manos y los
pies y atravesarlas con un buen tornillo que tenga al final el eslabón de un
collar de pinchos de los de los perros, de esta forma te aseguras que, de
querer escapar, se dejará un buen trozo
de pie o mano por el camino. Si eres de los inseguros podrías incluso hacerle un
corte pronunciado en el tendón de aquiles, pero ya sabes lo que pasa con toda
herida que sangra, si hay sangrado hay riesgo de muerte, y nosotros aun no
queremos eso.
Lo más sensato sería, antes de lanzarte a hacer todo lo
anteriormente narrado, calentar una porción de metal con el soplete, que
deberías de tener, y cuando dicha porción este suficientemente caliente,
lanzarte a hacer dichos taladrados y cortes para después cauterizar la zona y
evitarte que muera desangrado. Te estarás preguntando porque no le das
directamente con el soplete, pues mira, medico no soy, pero fijo que no
cauteriza igual algo caliente sobre la herida en cuestión que llama directa. Además
de que no creo que sea igual el calor de un objeto al rojo sobre una herida
abierta, que el de una llama directa cuya trayectoria podría verse modificada
por diferentes factores y por lo tanto calentar mas superficie y como consecuencia
ocasionarle más dolor del que pueda soportar antes de caerse desmayado. Has de
recordar que lo de la cauterización no tiene finalidad destructiva sino más bien
preventiva, quieres hacerle sufrir el mayor tiempo posible, no tener un cuerpo inútil
y aun vivo.
Por otra parte, si eres de los que les da igual que pueda
moverse con la silla podrías intentar otro de los clásicos, el tema de torturar
sus dedos. Lo de fijarlo a la pared no tiene que facilitar mucho la tarea de
joderselos.
El caso, a mí siempre me ha gustado mucho todo lo
relacionado con el fuego. Podrías pillar un tenedor pequeñito de estos que se
usan para el postre y con la radial cortarle la cabeza despojándole de lo que
son los dientes de forma que te queda un cacho de metal alargado. Te estarás
preguntando el por qué de esto, bien, perfectamente podrías calentar el tenedor
y clavárselo entre las uñas, pero realmente la superficie de cada uno de los
dientes del tenedor es demasiado pequeña en comparación con lo anchas que son
las uñas. Si cortas la cabeza, te quedas con el mango y con la propia radial
afilas un poco el cuello seguramente la superficie puntiaguda resultante sea más
del tamaño de una uña humana. Pero bueno, para gustos los colores, lo hagas
como lo hagas estaría muy bien el tema de introducírselo estando caliente de
esta forma, y como hemos dicho anteriormente, te evitas hemorragias y conseguirás
un mayor dolor.
Llegados a este puntos, como poco le has destrozado las
manos a base de pinchos candentes. Seguramente haya perdido sus uñas, tenga los
dedos hinchados, esté sudado y muy alterado. Puede incluso que se haya orinado
encima. Sea como fuere has de tener en cuenta que no sabes cómo es tu víctima,
no sabes si es de las que soporta bien el dolor o no. Lo mismo aguanta como un campeón
todo lo que venga hasta que decidas acabar con su vida, como lo mismo se te
desmaya según le líes la siguiente. Como poco le tienes sin dedos como quien
dice, como mucho sin dedos y con extremidades taladradas, ahora deberías seguir
el rol del que hablamos previamente, el “¿Lo vas a hacer?”. Dejas que llore y
desespere un par de minutos, le haces saber que ha herrado y continúas.
De nuevo, si eres de los que decidió prescindir de fijarle a
la pared/suelo podrías aprovechar para quemarle la suela de los pies. Tanto si
decidiste prescindir de fijarle como si no ya deberías tener el soplete listo,
en ese caso podrías dejar calentando una plancha de metal para que se ponga al
rojo mientras insistes en que lo que está viviendo ya lo han vivido sus
familiares y que por lo tanto esas personas están en fases más pronunciadas de
la tortura. Es todo paja para hacer tiempo mientras se calienta, pero él no lo
sabe, y si resulta no ser paja sino que es real, pues mejor que mejor.
Cuando dicha plancha de metal este caliente y roja sitúala
con cuidado de no quemarte, (podrías hacerte mucho daño), bajo sus pies y
presiona estos contra dicha superficie, de nuevo ten cuidado no vaya a moverlos
y vayas a tocar tú la superficie.
Otro “juego” interesante podría ser el de ir despojándole de
dedos. Ya que estamos con las cosas candentes, con pies y manos, pues aprovecha
y hazle saber que por cada vez que se niegue a “hacerlo” le robaras un dedo. Y
hazlo así, dile que como se te había olvidado iniciar este juego al empezar la
partida y que como ya se ha negado dos veces, la de nada más empezar y la que
venía después de lo de las uñas, que tienes que cortarle dos dedos, y que si
tras lo de quemarle las plantas de los pies está dispuesto a hacerlo o va a
seguir negándose. Como su respuesta natural será que no sabe, córtale tres
dedos de los pies, dos de uno y uno del otro, y ve cortando uno a uno cambiando
de pie en cada momento. Es importante que sea de los pies, en este momento
tiene las manos que no las siente, bien sea solo por lo de las uñas o porque además
te lanzases a taladrarle, y aunque es cierto que los pies también han sufrido
mucho, seguramente la superficie de los dedos no lo hayan pasado tan mal por
eso de que la principal superficie de los pies es la propia planta. Es decir,
en el peor de los casos, las manos han sido taladradas y los dedos torturados,
dos de dos, en el caso de los pies sólo la planta. Esto no lo haces por ser
bueno y repartir del dolor, lo haces para eliminar zonas no dañadas.
En este momento, si no recuerdo mal, como poco le has
destrozado dedos de pies y manos, taladrado y quemado numerosas partes. Ahora
estás en el intermedio de las suelas quemadas, le has jodido las manos, suelas
de los pies quemadas y fijado al suelo, osea un intermedio el de uñas y suelas.
Hemos quedado en que en el intermedio de las suelas te vuelve a decir que no y
por eso lo de los tres dedos. No contamos como acto destructivo lo de fijarle
al suelo porque es más bien un método de seguridad que algo al azar.
Ahora podrías hacer un cumulo de cosas más que un acto
grande. Podrías por ejemplo quemarle el pelo, arrancarle los pezones, en el
caso de los hombres arrancarle un testículo y dejar el otro ahí, disfrutando de
la nueva ventana que le ha surgido a su bolsa escrotal. En fin, un poco lo que
se te ocurra. Puedes sustraerle un ojo. Yo qué sé, lo que se te ocurra. El tema
de la silla limita mucho las cosas, porque el ano es otra fuente de ideas. Si
le tuvieses inmóvil y fijado al techo con cuerdas te evitarías el momento de
tener que fijarle a la pared y al suelo y además podrías hacerle cosas. Dicen
por ahí que antiguamente a las “brujas” se las insertaba en estacas que iban
desde el ano hasta la boca, o algo así leí hace tiempo. No te digo que hagas lo
mismo porque sino ya te puedes despedir, pero si te diría que ya que tienes la
radial a mano y el soplete, te podrías improvisar una bonita espada laser y ya
sabes.
— Puf, creo que paso
de tanto tema. Sé que solo va a vivir eso una vez en
su vida, pero yo creo que demasiada molestia me resultaría hacer todo eso. Es
decir, es cierto que voy a acabar con su vida, y quisiera causarle mucho dolor,
pero en el fondo el dolor físico es superfluo y pasajero. Seguramente le meta
un tiro en piernas y brazos, para que sienta algo de sufrimiento físico y luego
ejecute a su familia delante suya. Y cuando haya terminado de llorar,
seguramente me deshaga de los cuerpos y le suelte para que no tenga donde
llorarlos.>>